Por Mario Ensástiga Santiago *
En la primera parte de éste artículo anuncié que intentaría hacer un recorrido crítico, autocrítico y propositivo del primer año del gobierno municipal de Morelia, tarea nada sencilla para realizarla con la razonable objetividad del caso, simplemente por ser parte de la misma administración municipal, sin embargo y pese a ello lo intentaré.
Hasta el momento no he conocido un serio y consistente balance, análisis y de percepción ciudadana, que valga la pena comentar sobre lo realizado hasta ahora por la administración municipal encabezada por el profesor Raúl Morón Orozco; la mayor parte de lo que se dice, argumenta y contra argumenta en las frecuentemente enlodadas arenas verbales de las redes sociales, no contribuyen al final del día en mi opinión, a la objetividad y realismo de la situación que guarda la gestión administrativa y política del municipio y ciudad capital de nuestro estado.
Lo he dicho en reiteradas ocasiones y foros, el actual diseño institucional técnico-administrativo y político (interno y externo) del municipio mexicano, está agotado, obsoleto y anacrónico frente a los retos y desafíos de los nuevos tiempos, no facilita a los gobiernos municipales hacer grandes transformaciones del crecimiento y desarrollo integral y sustentable; paradójicamente pese a que los gobiernos municipales cuenten con bastantes facultades y atribuciones aprobadas legislativamente durante los últimos años, que en la práctica difícilmente puede cumplir.
Vayamos pues al tema central, me parece que la actual administración municipal de Morelia durante el primer año de gobierno, ha transitado por tres importantes momentos, como ya lo comenté en la primera parte de esta reflexión, ahora abordo con las limitaciones de espacio físico, el primer momento- sin agotarlo-de mayo a agosto de 2018, ciertamente algunos meses antes de finales del 2017 y principios del 2018 se realizaron trabajos internos para preparar la participación electoral, que para efectos de este artículo no tomaremos en cuenta.
El hartazgo ciudadano acumulado por los casi 40 años de gobiernos nacionales corruptos y neoliberales, fueron un espeso caldo de cultivo que generó las condiciones para el arribo de Andrés Manuel López Obrador al gobierno federal y Raúl Morón Orozco a la presidencia municipal de Morelia, al igual que la conquista de mayoritarios espacios de representación popular en toda la geografía del país, que definieron una nueva y contundente fuerza política hegemónica para llevar a la práctica el Nuevo Proyecto de Nación de la Cuarta Transformación de la República.
Los negativos comentarios escuchados en su momento, de que Raúl Morón no estaría en la presidencia municipal de Morelia, si no hibiera sido gracias al dedazo y por la fuerte oleada electoral provocada por la candidatura de AMLO a la presidencia de la República, fueron opiniones que en primera instancia acepté, sin embargo en una reflexión posterior más a fondo, me parecieron sesgadas y superficiales, primero debo decir que sin duda de los precandidatos mencionados a la presidencia municipal de Morelia bajo el registro de MORENA, Morón indiscutiblemente constituía la candidatura de mayor experiencia y viabilidad política, los cuestionamientos a su candidatura triunfo electoral, finalmente me parecieron injustos y subjetivos, como si el profesor nacido en Chucándiro hubiera estado tirado en la hamaca los 45 días de campaña, como si no hubiera desplegado un importante esfuerzo de contacto con los más diversos sectores de la sociedad, como si no hubiera mostrado una actitud solvente y propositiva ante los medios de comunicación y los debates públicos organizados, como si su equipo político e integrantes de la planilla municipal no hubieran hecho lo propio, y como si el equipo electoral registrado ante el Instituto Electoral de Michoacán (IEM), no hubiera tenido la suficiente capacidad para defender y neutralizar los claros intentos del equipo del expresidente municipal Alfonso Martínez Alcazar, de escamotear por diversos medios económicos, políticos y jurídicos, el triunfo de la planilla municipal encabezada por el ahora presidente municipal.
Otra reflexión y conclusión, que por cierto en pocas ocasiones he escuchado y reconocido, es que el triunfo de AMLO, se explica y se debe, a la conjunción de un conjunto de factores sociopolíticos de las más diversas naturalezas, claro, como ya se ha dicho, principalmente se debe al hartazgo ciudadano contra los gobiernos del PRI y PAN; ciertamente y en buena medida por las indudables y extraordinarias cualidades humanistas y ético políticas del presidente del me Canso Ganso, también se debe a la condensación y síntesis histórica de las luchas sociales, partidarias y populares de la izquierda mexicana por muchas décadas, llenas de batallas, victorias y derrotadas, lagrimas, sangre y lamentablemente muchas muertes.
Sigo pensando que es más importante seguir un ideal, un sueño, una utopía o un proyecto, en este caso político de sociedad y país, que seguir a una persona por más notable que sea, como lo es indudablemente AMLO, hace décadas que no se me da el culto a la personalidad, por ello lo veo de esa manera.
El inicio y primeros pasos del gobierno municipal de Morelia, se dió en un contexto nacional de altas expectativas ciudadanas, nacionales y locales en el contexto de las grandes tareas de la Cuarta Transformación prometida por AMLO, tareas nada fáciles que no sólo exigen, honestidad y compromiso, sensibilidad social y humanista, sino también, experiencia y capacidad técnico-política.
Ciertamente el nuevo presidente municipal de Morelia, recibió fuertes críticas cuando anuncio la incorporación a su equipo de gobierno, personas de otras ideologías distintas a la izquierda tradicional, principalmente de personas con experiencias gubernamentales y partidarias provenientes del PRI, yo mismo me incluí en esa primera y justificada reacción de los morenistas, ex perredistas, universitarios, artistas y cientificos demócratas.
Las críticas esgrimidas, ahora pienso, no ponían sobre la mesa de análisis, el razonamiento de la estrategia política seguida por el mismo López Obrador, de lo que fueron las obligadas alianzas de todo tipo con personas, partidos y grupos de poder, sin las que en realidad no hubiera obtenido el triunfo tan contundente el primero de julio de 2018.
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* Mario Ensástiga Santiago. Es ingeniero por el IPN, además de realizar estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y una maestría en Desarrollo Urbano. Ha militado en la izquierda durante 45 años. Fue secretario ejecutivo del Centro de Desarrollo Municipal (Cedemun) y asesor de diversos gobiernos municipales.