La Página/Redacción
Morelia, Michoacán.- El dolor de los familiares de las víctimas de Iguala, es un dolor nacional que compartimos todos y por el que todos estamos agraviados, sostuvo el Coordinador Parlamentario del PRI en el Congreso del Estado, Salvador Galván Infante.
Sin embargo, los hechos de Iguala y el dolor de las víctimas no deben ser usados como pretexto, ni por los estudiantes, ni por organizaciones de dudosa identidad, ni por nadie, para desatar una oleada de destrucción y de violencia irracional contra la sociedad, los partidos políticos y las instituciones de gobierno, expresó.
Los integrantes del Grupo Parlamentario del PRI, como lo hemos venido reiterando en los últimos días, nos sumamos a la exigencia legítima de que se llegue al total esclarecimiento de lo ocurrido en Iguala-Cocula el 26 y 27 de septiembre y se castigue a los responsables intelectuales y materiales de esos ilícitos, aplicando la ley sin distingos ni contemplaciones.
Como queda claro, y lo hemos hecho público desde hace semanas, coincidimos con los guerrerenses y los normalistas en las demandas básicas de su movimiento.
Sin embargo, lo que no podemos ni debemos ver con simpatía, y muy por el contrario, lo condenamos enérgicamente, es el hecho de que tomando como justificación o escudo los hechos de Iguala, los normalistas y sus dirigentes cometan actos de vejación contra los ciudadanos, pretendan intimidar y someter a la sociedad con un lenguaje que no es de estudiantes ni de gente civilizada y, finalmente, intenten sembrar el rencor y el odio contra las instituciones públicas.
Los episodios de provocación y de violencia, hayan sido estudiantiles o no, que ha vivido la capital de nuestro Estado en los días recientes, claramente se apartan de la exigencia de verdad y de castigo a los culpables de los hechos de Iguala, porque sus ingredientes y móviles parecen más cercanos a una estrategia de desestabilización social y política urdida en las sombras, de cuyas consecuencias legales quizá no estén dispuestos a hacerse cargo el día de mañana.
Por todo esto, es oportuno llamar a los estudiantes normalistas, a sus aliados de causa y a quienes los usan y manipulan, a que dejen de soplarle al fuego y midan bien la probable responsabilidad legal de sus actos, porque quizás ninguna sociedad, ninguna institución y tal vez ninguno de los afectados por sus actos de vandalismo, podría estar dispuesto a resistir indefinidamente sus arbitrariedades y autoritarismo.
Por la misma razón, es oportuno llamar a que desde el gobierno se pongan en juego los instrumentos del Estado, como son el llamado al diálogo, la aplicación de la ley y la puesta en marcha de estrategias de contención, con el objeto de preservar la paz y proteger la integridad del conjunto de la sociedad, frente a quienes hoy se dicen sus salvadores pero podrían ser en realidad sus verdugos de mañana.