La Página/Redacción
Morelia, Michoacán.- Como una manera de involucrar a la población penitenciaria a través de acciones educativas integrales, para reducir su sentencia y aplicar estrategias de reinserción eficaces; la Secretaría de Seguridad Pública, a través de la Subsecretaría de Prevención y Reinserción Social, aplica programas educativos que buscan ejecutar acciones de responsabilización, reparación, habilitación e integración de la población interna de Michoacán.
En la entidad federativa se cuenta con una población penitencial de 6 mil 291 personas recluidas en los 10 Centros de Reinserción Social (Cereso) y en los 3 Centros Preventivos -competente al fuero común y federal- de los cual, 723 se encuentran inscritos en programas educativos.
Por esto, y como parte del derecho consagrado por la Constitución vigente, que en su Artículo 3° declara que la educación impartida por el Estado debe ser gratuita, laica y obligatoria para todos los habitantes del país, el sistema penitenciario de Michoacán ha firmado convenios con diversas instituciones educativas.
Tal es el caso del Sistema de Educación Abierta de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que a través del Centro de Educación Básica para Adultos (CEBA) y del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), los internos e internas cursan el nivel de primaria y secundaria en los Centros de Reinserción, abatiendo el índice de analfabetismo que reporta el 2.6 por ciento de este sector de la sociedad.
A la fecha, en las cárceles de Michoacán se encuentra una población penitencial (hombres y mujeres) de 213 personas con primaria concluida y 273 personas con secundaria. Asimismo, 82 con preparatoria concluida, 34 con técnica no concluida y solamente 5 con licenciatura.
Sin embargo, con el fin de brindar herramientas que cubran las carencias educativas, culturales y laborales en el individuo que desea incorporarse activamente en la sociedad después de cumplir una sentencia, la Subsecretaría de Prevención y Reinserción Social se ha enfocado en brindar conocimientos computacionales, secretariado, inglés y de oficio (panadero, cultora de belleza, técnica en uñas, danza, consumo inteligente, entre otras.) para los internos.
A través de estas opciones alternativas de educación se encuentran involucrados 270 personas privadas de la libertad, más 256 enfocadas a las actividades culturales, tal como teatro, dibujo a lápiz, papiroflexia, etcétera, aunado a las 201 que ahondan en el taller de lectura.
Con ello, se busca que las alternativas de distracción en la cárcel para el interno no sean escasas y por ello, dentro de los Centros de Reinserción se cuenta con actividades laborales o culturales, como clases de danza, de guitarra, teatro, zumba, arte plumario, bordados, entre otros, así como talleres de motivación personal, hasta la participación de grupos religiosos.
No obstante, se empieza a trabajar, en algunas cárceles, en la organización de equipos de fútbol, baloncesto o voleibol, como parte de un programa terapéutico para los internos, que han encontrado en la práctica de estos deportes una manera de mejorar su autoestima y hacer frente a los problemas por los que entraron en prisión.
Asimismo, se trabaja en implementar en los Ceresos talleres de maquila de uniformes para internos hechos por ellos mismos, ahorrando con esto el gasto al estado y beneficiando en trabajo y paga al propio procesado y/o sentenciado.