La Página
Por Víctor Armando López.
Morelia, Michoacán.-Una comunidad estudiantil, hoy de todas las edades y etapas de la vida, se dio cita en la escuela de sus amores, esa misma en que el carácter se les forjó y donde profesores, compañeros y amigos se convirtieron en la familia externa de toda ocasión.
Hoy la Secundaria Técnica Número 3 cumplió 50 años de estar al servicio de los michoacanos, tanto que de ahí han surgido grandes personalidades que se han desarrollado en todos los ámbitos: académico, empresarial, político y deportivo, entre otros.
Fue un 6 de enero febrero de 1964 cuando esta escuela se fundó con el nombre de Escuela Tecnológico Industrial Número 60, su primera comunidad estudiantil fue de 383 educandos y 29 trabajadores, entre profesores y administrativos. Año en que que el propio presidente de México de este tiempo Adolfo López Mateos, vino a develar la placa inaugural.
Para el ciclo escolar 1978-1979 cambia su nombre por el de Secundaria Técnica Número 3. Las primeras especialidades tecnológicas que se ofrecieron fueron: Combustión interna; Soldadura y forja; Electricidad; y, Corte y confección.
Este evento estuvo presidido por funcionarios de los tres niveles de gobierno, pero destacó la presencia y el recuento de cientos de egresados de esta escuela. Algunos de inmediato se identificaron y un abrazo fundió las complicidades compartidas décadas atrás; otros dudaban si el que estaba al frente, a un lado o a lo lejos era “fulano de tal” o “al que le decíamos tal”, siendo una sonrisa lo que al final rompió la duda para reconocerse al instante.
Y ahí entre los invitados de honor, con el orgullo de haber sido el cimiento y la proyección de lo que sus egresados llaman “una gran institución”, se encontraba el más sencillo de todos los presentes: Rafael Villanueva Rodríguez, el primer director y fundador de esta escuela.
El patio de esta escuela se volvió el mejor escenario para que las mentes se inundaran de recuerdos, y también para deleitarse con cánticos cívicos y sociales; intervenciones de muy elocuentes recuerdos y de memorias envidiables. De ahí que nadie dudó en algún momento unirse al grito: ¡Viva la Secundaria Técnica Número 3″.