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CRÓNICA. Y retumbó la “chingadera” del Estadio “Morelos”. TRI celebra 55 años de rock en Morelia

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Por VÍCTOR ARMANDO LÓPEZ

Morelia, Michoacán.-Miles de michoacanos hicieron retumbar “esa chingadera” del Estadio “Morelos”. Cantos, bailes, brincos, llantos y emociones diversas así lo definieron. Y es que la voz gritante de Alex Lora y su TRI de México vinieron a celebrar 55 años de historia a Morelia. ¡La leyenda está viva! Aquí el tiempo no pasa, no pesa: ¡Qué viva el rockanrol!

Desde las 16:00 horas se abrieron las puertas para que el “personal” rocanrolero pudiera entrar. A las afueras la vendimia era diversa: Gorras y paliacates con los logos del TRI a 50 pesos, mientras que las playeras de a 200 bolas. Mientras que adentro del estadio el abuso era descomunal, una bolsita de churritos con chile (cuyo precio normal no pasa de 10) costaba 50 morlacos.

Las horas pasaban, el sol ya era devorado por la tarde-noche. Difícil llegar en coche a la casa del Atlético Morelia, mientras que decenas de “trisoleros” caminaban sobre el libramiento. La mayoría con ropa de color negro, logos, surcidos y brillantes estoperoles adornaban las creativas prendas. También iban unos más fresones, pero no hay tos: El TRI unifica.

Grupos teloneros locales y “disc jockey” se daban vuelo tocando. Su misión nada fácil: Calentarle el escenario al grupo cuya primera tocada fue en aquel lejano octubre de 1968, pero bajo el nombre de Three Souls in My Mind (Tres almas en mi mente). El respetable no dejaba de chiflar, ya urgía que la banda principal saliera. Pero eso sería hasta pasadas las 21.00 horas.

Previo Alex Lora, acompañado de su “domadora” Celia Lora, en conferencia de prensa señalaba: “Mientras los niños y jóvenes tengan algún instrumento musical en sus manos, lo más probable es que nunca tengan en ellas una arma. Y que su mejor y única arma sea la música. Ella es el mejor escape de la realidad y el alejamiento de las drogas”.

Al tiempo que agradecía la invitación para participar en una de las diversas actividades del Festival “Jalo”, que organizó el Instituto de la Juventud Michoacana, y que impulsa el Gobierno de Michoacán para fomentar la sana convivencia, y la reflexión de diversos tópicos entre los chavos.

Además de que Alex Lora advertía que en este concierto habría miles de mujeres presentes (lo cual así fue), porque el tiempo había cambiado: “No como antes, veníamos al Lienzo Charro, al Palacio del Arte y a la Central Camionera y a las tocadas llegaban puros cabrones. Eso se da desde que mi vieja está integrada al TRI”.

¿Están siendo felices?

En las gradas el público hacia la afamada “ola”, mientras que a nivel de cancha el respetable movía las “manitas de hule espuma” con el símbolo del rock. Además de que cargaban ya a algunas mujeres y niños sobre los hombros, haciendo más de complicidad el ambiente.

Y llegó el momento esperado, ese en el que se escucharían las afamadas rolas compuestas por Alex Lora, esas en las que ha plasmado la memoria diaria del mexicano, cuyo desarrollo siempre ha estado en medio de crisis económicas; gobiernos corruptos; impunidad; matanzas; robos; desgracias, misticismo, por fenómenos naturales y descuidos; y abandono. Pero también de amor y consagración hacia el papel de la mujer en el desarrollo de la sociedad.

Cada letra, cada comparsa de El TRI tiene como objetivo que su público olvide por un momento la realidad que vive, o que la vea como algo divertido y reflexivo. Y es que en ellas también se plasman los sueños buscados y las frustraciones sociales. Pero al final la música como elemento del alma, te debe llevar al estadio de felicidad.

Coros, tambores y danzas al estilo prehispánico dieron la pauta para que saliera El TRI. Iniciaron los guitarrazos y la inconfundible voz del Lora rompió la noche. Iniciaron con el

“El boogie de El TRI”, momento desde el cual el líder del rock nacional preguntaba: “¿Están siendo felices niños?”

Le siguieron las rolas: “La raza más chida”; “Todo por el rocanrol”; “Pobre soñador” y muchas más. Incluso, se dio el lujo de cantar con mariachi las canciones de “Cielito lindo” y “El Rey”, esta última autoría de José Alfredo Jiménez. Todas haciendo el deleite del público, mismo que calificada el concierto como: “¡Chingón! ¡De poca madre!

Desde Morelia estamos exportando a todo el pinche mundo

Al interpretar la canción del “Pobre soñador” el sonido falló, pero el líder del rock nacional no se agüitó y haciendo gala de toda su experiencia en los escenarios siguió cantando y el público lo apoyó con todo: ¡Cantó el Estadio Morelos!

Los asistentes, incluyendo a gobernantes y funcionarios, no dejaron sólo al Alex y siguieron cantando. Como premió se restableció el sonido y la rola la repitieron nuevamente, y el coro monumental hizo lo propio. “Pues para eso venimos, no”

Una de tantas rolas que unificó a los miles de michocanos presentes en este concierto masivo fue: “Las Piedras Rodantes”. El público coreaba. “Las piedras rodando se encuentran, y tú y yo, algún día nos habremos de encontrar. Mientras tanto, cuídate y que te bendiga Dios. No hagas nada malo que no hiciera yo”.

Rola que hace 30 años ganó el Premio Ariel al ser la mejor canción original, ya que musicalizó la cinta  “Un año perdido” (1993, Gerardo Lara). Sólo que en esta película la canta Tiaré Scanda, como remate de esta película ambientada en los años setentas, en el Estado de México.

Hay mentadas de madre para todos

El concierto seguía, cada rola, cada grito era una celebración al unísono. Las mentadas de madre eran parte de la canasta básica del evento, pero en tono de camadería, de burla, de cotorreo.

Hasta que Alex Lora pidió a los presentes brindarles apoyo a gobernantes, funcionarios y a la misma FIFA, por lo que desde el escenario movía las manos fingiendo temblar, el público lo repetía, y todo estallaba en: “Putos…putos…putos”. Algunos aludidos sólo volteaban la cara, otros miraban al infinito, unos más fingían sonreír. Pero ahí siguieron: Firmes y dignos.

Los minusválidos al frente

En 1994 El TRI de México lanzó su disco “Una rola para los minusválido”, del cual se despende la canción “Los minusválidos”, misma que en una parte señala: “Sienten y vibran igual o más que tu o que yo, aunque sean minusválidos eso no tiene nada que ver, sufren y lloran peor que tu o que yo y tienen gran dificultad para integrarse a la sociedad”.

Y es que una característica de los conciertos de El TRI es reservar un espacio para su público que está en esa condición, medida que el gobierno de Michoacán apoyó e impulsó, además de todo el gran operativo de seguridad que se montó para asegurar un concierto de ambiente familiar.

Los amigos minusválidos estaban más que entusiasmados, coreaban, movían sus manos arriba, prendían las luces de sus celulares. Se divertían como nunca.

Faltaron rolas

Un grito característico de Alex Lora en sus conciertos es. “Que retumbe esta chingadera”. Y la “chingadera” del Estadio Morelos cumplió. Además de que se convirtió en un coro monumental de rock, del verdadero, del urbano, del mexicano, de que nunca necesito de radiodifusoras, ni televisoras para convertirse en inmortal, en siempre vigente.

Pasadas las 22:00 horas, la gente seguía llegando, no querían perderse ver por algunos momentos al “Tata Lora”.

El concierto terminaba, se quedaron decenas de rolas sin gritadero, pues 55 años de historia no se pueden resumir en un instante, en unas decenas de minutos. Miles salieron felices, con ganas de repetir  la dosis: “Y todo por el rocanrol”.

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