Por ANA MARÍA CANO
Morelia, Michoacán.- Desde que era una niña, María Cecilia García Rodríguez, de la comunidad de Ihuatzio, se enseñó a elaborar diversas figuras de fibra vegetal.
Sus manos no conocen otro trabajo más que ese, por las que da vida y deja su corazón en cada figura que realiza.
Sus abuelos y sus padres así como ahora su familia han vivido siempre de la venta de sus artesanías, pero desgraciadamente, no son bien pagadas.
“Mucha gente siempre nos hace le bajemos el precio, incluso nos dicen cuánto nos ofrecen, y nuestra necesidad nos permite malbaratarlas, la cuestión es llevar de comer a nuestra familia”.
Dice que en cada una de las figuras deja un pedazo de su vida, pues elaborarlas le lleva de un día hasta un mes, dependiendo lo que forme.
Una silla, fibra vegetal y un molde, son los implementos para iniciar su obra, pero lo más importante son sus manos con las que teje y moldea para dar vida a frutería, figuras de animales, canastos, tapetes y diversa variedad de productos.
“Es lo que nos enseñaron a hacer nuestros antepasados, hemos ido perfeccionando algunas cosas, pero es lo único que sabemos hacer y que nosotros también les enseñamos a nuestros hijos porque ya es una tradición que no podemos perder mi dejar morir”.