Por VÍCTOR ARMANDO LÓPEZ
Los asesinatos del estadounidense George Floy y del mexicano Giovanni López en manos de la policía, así como la respuesta social mediante diversas manifestaciones violentas y pacíficas, se enmarcan en un despreciable racismo, así como en un abuso de autoridad. Ambos hechos indignan, pero no queramos “lavarnos las manos” como sociedad, pues en nuestra nación hay más racismo que en el país vecino.
Autoridades en turno y simpatizantes destacan que en ambos movimientos de protesta hay gente infiltrada, pagada y provocadora, y claro que los hay, lamentablemente así se estila. La actual prueba de ello la tenemos en Michoacán, en dónde cualquier movimiento estudiantil es respaldado por Morena, cuyos cabecillas empiezan a mandar mensajes telefónicos citando a gente para apoyar a los educandos, con la consigna de que también ellos inviten y lleven determinado número de personas.
Pero bueno, el tema que debemos destacar es el racismo. Si bien es cierto que en Estados Unidos la justicia si es aplicable y en México negociada, ambos con sociedades democráticas, en los EUA sigue vigente en una parte de su sociedad ese desprecio por las personas de piel negra.
Y en México aparentemente no es así. Pero en la realidad, en la práctica y en la actitud de la gente la situación es completamente distinta.
En nuestro “México lindo y herido” millones de personas sufren de menosprecio y falta de oportunidades y por sus propios paisanos. Aquí pareciera que la gente con nivel económico más alto, son los que verdaderamente valen, algunos les dicen los “junior”, los “fresas”, “los güeros”, etcétera. Y empieza el tilde en contra de los que no se encuentran en su estatus: ”Son nacos”.
Y resulta que quienes no somos refinados también aplicamos acciones de racismo contra el resto. Cuantas veces no se compra algún trabajo artesanal (mismo que lleva invertido desde horas, días y hasta meses) y lo primero que buscamos es abusar del creador pagándole mucho menos de toda la inversión que hacen.
Cuantas veces no menospreciamos a nuestros pares llamándolos de manera peyorativa “nacos”, ya sea en la escuela, trabajo, amigos o hasta con desconocidos por el simple hecho de tener gustos distintos, ya sea en el vestir, en la música o por su propia condición de desarrollo económico-social.
Todavía hace unos años tu entrada a una discoteca o antro se permitía que fuese determinada por un “cadenero”, quien observaba tu forma de vestir, tu tono de piel, tu apariencia en general, y con base a ello te decía si podías pasar o no. Y los tontos que querían entrar podían estar hasta dos horas afuera buscando ser aprobados.
En los propios colegios, más allá del valor de la mensualidad, ridículamente en México llegan a determinar la aceptación de un niño si vive en determinada colonia, por el trabajo de los padres, por su propia apariencia y creencias religiosas.
Mientras que hasta en el tiangüis, pareciera que los oferentes buscan atender a determinado perfil, pues te ven “más prieto” que las llantas del coche y te dicen: “Qué te damos güera o güero”. Lo cual sólo te pone de buen humor.
Y en los empleos es lo mismo, no importa la preparación académica de la gente, los reclutadores, sea en la iniciativa privada o en la administración pública, también se dan el lujo de ser racistas, y resulta que no quieren gente morena cuando nuestra raíz ahí se encuentra.
Así es que no nos indignemos con lo que pasa en EUA, que de entrada es inaceptable, mientras que nosotros en México celebramos esa atrocidad desde diversos frentes. En nuestra nación despreciamos a los mexicanos los mismos mexicanos.
——————-
*Víctor Armando López Landeros. Es Doctor en Derecho; Maestro en Ciencia Política y Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Con trayectoria de 25 años en medios escritos y electrónicos, así como en la fundación de ellos. Además de desempeñarse como coordinador de Comunicación Social en diversas instituciones electorales. Actualmente dirige el portal www.lapaginanoticias.com.mx