La Página
Por ANA MARÍA CANO/VICTOR ARMANDO LÓPEZ
El trabajo efectivo y solidario, el no rendirse en sus proyectos de vida, así como el amor por sus semejantes, la preocupación por el entorno, una gran sonrisa y mano franca, son algunas de las cartas de presentación de Iván Brizuela Amador.
De ahí que en diversos puntos de la geografía michoacana lo recuerdan como una excelente persona y mejor amigo.
Entrevistado en el programa “Conexión”, que conduce el periodista Víctor Armando López, Brizuela Amador se describe como un costeño de nacimiento, pues vio la primera luz en Colima. A sus 58 años recuerda que sus padres lo llevaron a vivir a Apatzingán, Michoacán, a los 5 años de edad. Lugar en el que estuvo hasta sus 18 años, pues migro hacia Morelia para estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Desde hace unos años vive en Puruándiro, aunque trabaja en Morelia, lugar en donde pasa todos los fines de semana, pero no descansando, sino haciendo lo que le gusta: Ayudar a la gente, mejorar el entorno y estar con su familia. “En ese lugar es donde me gustaría ver la última luz de la vida”.
Y es precisamente en ese municipio, en donde con el apoyo de diversos ciudadanos, donde Iván Brizuela, a través de la brigada “Puruándiro siempre verde”, desarrolla diversas acciones de beneficio social, tales como llevar a las comunidades: Cortes de pelo, consultas médicas, pinturas de escuelas y reforestación.
De ahí que de las propias comunidades de Puruándiro, incluso de municipios cercanos, buscan agendar su visita, pero no sólo para realizar trabajos sociales y altruistas, sino también para convivir con él.
Su espíritu solidario y la búsqueda del bien común, guían a Iván, al grado que él mismo pone su vehículo, herramienta y de su dinero, para los gastos y traslados que hace cada fin de semana a las diversas comunidades de Puruándiro.
Pero Iván Brizuela no solamente sabe meter las manos en el trabajo rudo, real y solidario, pues también se ha desempeñado en el servicio público municipal, estatal y federal, por ejemplo, siendo jefe de la región en los municipios de Tierra Caliente y de la Costa por la Secretaría de Desarrollo Social.
“Ser servidor público me ha dejado muchas experiencias, me gustan los gobiernos locales porque creo que el cambio se da desde ellos, no en los estatales; no sé si esté mal pero por la experiencia que yo he tenido en los tres niveles de gobierno, creo que el cambio se tiene que dar desde los municipios”.
Comparte que al realizar planes de desarrollo municipal y operativos anuales con visitas de campo, le dio la oportunidad de seguir conviviendo con la gente y meterse en su problemática, platicar con ellos en busca de soluciones. Y solo así, añade, es la única forma como se puede satisfacer y atender las necesidades reales de la población.
Brizuela Amador comparte que en su día a día se levanta a las 6:30 de la mañana para llevar a sus hijos a la escuela, luego el también va a sus clases y posteriormente asiste a su trabajo en el Congreso del Estado, y luego regresa dos horas más a la academia y nuevamente al Palacio Legislativo.
“Y otra vez a trabajar, después regreso a clases por dos laboratorios que tengo. En los ratos libres también hago gestiones porque estamos en una organización. Nosotros nunca hemos dejado de hacer trabajo social entonces hay que gestionar ante algunas dependencias para bajar recursos, o especie”.
Esa, señala, es mi vida, cuando llego a casa deseo encontrar a mi mi hija despierta, pero es difícil, por todas las actividades del día.
Habla cómo fue su inicio en el activismo social, por lo que relata que “no hay un universitario que no sea revolucionario”.
Desde que entramos a la universidad, prosigue, ya nos preocupaba el tema de la ecología, el daño ecológico, ya andábamos con esas ideas de hacer algo para revertir los daños, había campañas y nos integrábamos.
“Desde entonces me gustó muchísimo, después cuando entré a la SEDESOL me hice más empático con la gente, porque esa institución trabajaba con personas muy desprotegidas en la sociedad, perfiles muy desfavorecidos”, comparte.
Después, añade, aprendí muchas cosas al lago del diputado Inelvo Moreno Álvarez, quien desarrollaba mucho trabajo social. Y es que me quedó claro que no hace falta sólo dinero, sino alinear a las personas que quieren desarrollar labor social, pues ellas te pueden ayudar.
Iván Brizuela destaca que la gente que integra la brigada “Puruándiro siempre verde” trata de alinear los esfuerzos de la gente, de esa que no es gobierno, aunque también se busca apoyo de instituciones públicas. Todo lo que gestionamos se va directo para las comunidades que lo necesitan.
Sobre sus primeros trabajos como activista, recuerda que ayudó en reforestación y arreglo de unos baños, además de recolectar ropa y medicinas. “Acercaba pintura a las escuelas para mejorarlas o para la plaza principal de las comunidades. También llevaba un doctor para que brindara consultas gratis.
“En la zona rural la gente está muy desprotegida, y lo que llevábamos les servía mucho. El médico les daba consulta, y nosotros conseguíamos la medicina para la gente”, detalla.
En la brigada sabemos que este trabajo que se desarrolla nadie lo va a reconocer, nadie lo va a saber, nadie lo va a pagar, incluso, no buscamos eso, pues tenemos claro que todo lo que hacemos beneficiará realmente a la gente y sus comunidades. “Lo importante es brindar apoyo a quienes están en condiciones más vulnerables”.
“Y hay gente que se está comprometiendo con el municipio de Puruándiro. Gente que se compromete con el trabajo, gente que se compromete con la gente que representan. El ser servidor público es de tiempo completo. Si te hablan a las dos de la mañana tienes que ir”.
Al participar en la dinámica de “La Llave Mágica” del programa “Conexión”, Iván Brizuela puntualiza que con ella le abriría a Michoacán la puerta de la concordia, la de la paz, la de dedicación del tiempo a lo que se tiene que atender.
“Que la paz, la concordia y la empatía lleguen a Michoacán, que se acabe esa inestabilidad social y política que en la que vive. Si me das esta llave, yo te lo digo de corazón que ojalá que llegara esa paz a Michoacán. Si fuéramos empáticos, nos evitaríamos más leyes, nos evitaríamos más policías, no los necesitaríamos porque nadie nos quisiera hacer daño, nos ayudaríamos”, concluye.