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ENTREVISTA. La inclusión sólo es una palabra de moda, pues los discapacitados siguen en la exclusión: Araceli Romero

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Por ANA MARÍA CANO

• Para ella la discapacidad no es un límite, ha podido realizar sus sueños con tenacidad día a día.

Araceli Romero Hernández, es una mujer con discapacidad visual de nacimiento. Creció entre escuelas especiales y con la firme convicción de que se puede salir adelante y luchar por sus derechos. Busca la igualdad de oportunidades e inclusión.

Nació en la Ciudad de México, donde conoció a su esposo de origen michoacano. Desde hace 18 años radica en Morelia junto con sus dos hijos. Ahora se considera michoacana.

Se describe como una mujer luchona y empoderada a pesar de vivir con su discapacidad, la cual para ella nunca ha sido una limitación.

Es masoterapeuta y se siente orgullosa de representar a la Delegación Michoacán en organizaciones nacionales de personas con discapacidad visual como la Red Nacional de Ciegos (RENAC) Michoacán y Anamacidevi Michoacán. Actualmente está trabajando en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE).

“Soy mamá, estudié la carrera de Masoterapia en la Ciudad de México en la Escuela Nacional para Ciegos, estudio pedagogía también, tengo varios diplomados. Uno de mis hijos es universitario y tiene 18 años, mi hija adolescente tiene 13 años. Soy maestra del Taller de Actividades para la Vida Diaria, que se da a las personas que tienen discapacidad visual”.

Es una lucha diaria la que emprende para que personas con alguna discapacidad puedan tener mejores oportunidades y una rehabilitación plena que les ayude.

“A quienes han adquirido alguna discapacidad, les hacemos notar que la discapacidad no es un límite para realizar algunos de nuestros sueños. Al menos para mí, nunca ha sido un límite sino un esfuerzo y lucha de cada día para salir adelante”.

Araceli Romero recuerda que quiso estudiar la carrera en Diseño de Modas, pero no la admitieron. Ahí vio su primer tropiezo, pero por la falta de inclusión en ciertas áreas como lo es la educación.

Considera la necesidad de trabajar con los familiares de las personas con discapacidad para que no caigan en la sobreprotección, porque siempre desarrollan miedo de que anden solos en la calle, que utilicen utensilios para cocinar; creen que les puede pasar algo.

“Todos con discapacidad o no estamos expuestos, pero debemos conocer herramientas. Pero si el familiar no lo deja, y lo sobreprotege, no podrán ser independientes y salir adelante”.

A las personas que ya están rehabilitadas les enseñan algunos oficios para que puedan autoemplearse, porque las oportunidades laborales para ellos son pocas.

Para ella hablar de inclusión, es hablar de algo que no existe, sólo es una palabra que está de moda, pero no la ponen en práctica con quien tiene alguna discapacidad, es un concepto que usan los políticos y las empresas, pero que no ejecutan.

“Dicen, soy un restaurante inclusivo, pero no tienen cartas en braille, no tienen rampas para los compañeros con discapacidad, no nos pueden hablar de inclusión cuando no cuentan con los servicios. Nosotros pedimos una inclusión verdadera, que no sea de dientes para afuera, ni para la foto; la usan mucho pero la aplican poco”, puntualiza.

Su lucha es diaria, día a día, desde el momento que se levanta y se prepara ir a trabajar, inicia su trabajo: Salir y no encontrarse con algún obstáculo en su andar por las calles, además de tener suerte para poder parar el transporte público, pues muchas veces no hay quien la apoye y le toca esperar por algunos minutos.

Más que sensibilidad, dice, a la gente nos falta concientización sobre su situación.

“La sensibilidad me hace pensar que la gente nos tiene lástima, y no quiero eso, yo como personas con discapacidad, pido a la gente conciencia para nosotros, nos encontramos con baches, con alcantarillas abiertas donde hemos caído, pido conciencia de la sociedad y del gobierno”, detalla

La masoterapeuta dice que Michoacán es uno de los estados más atrasados en movilidad para discapacitados, ya que ni señaléticas en braille tienen las calles. Puso como ejemplo a San Luis Potosí, Guadalajara y Ciudad de México que cuentan con semáforos sonoros y calles con guías para sus bastones.

Ni gobiernos ni instituciones, señala Araceli Romero, preguntan a la gente con discapacidad lo que necesitan, lo que requieren para mejorar su vida y una buena movilidad para ellos.

“Hemos pedido apoyos, pedido oportunidades laborales, nos dicen que sí, pero no dicen cuándo. No hay realidad en la inclusión por que dan por hecho que la persona con discapacidad no sabe hace nada, y eso no es cierto, hay gente capacitada y preparada”.

Resaltó que los ciegos, no solo son lo que la gente piensa, que están para pedir limosna como lo hacen algunos, o que está esperando una despensa; pero son gente con capacidad donde algunas tienen alguna carrera profesional.

“Algunos, la familia por miedo o por ignorancia, los tienen arrumbados en lugar de pensar que pueden salir adelante con rehabilitación. Debemos luchar por una verdadera inclusión, somos personas capacitadas y podemos hacer mucho”.

A Araceli le gustaría abrir varias puertas para las personas con discapacidad, por lo que primeramente y como una de las más importantes es la conciencia de toda la gente.

“Hagan conciencia de lo que vive una persona con discapacidad , en el momento que la tengan, las cosas van a cambiar para nosotros”, concluye.

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