La Página
Por ANA MARÍA CANO
Morelia, Michoacán, 27 de junio del 2023.-A través de su cámara fotográfica y de un inigualable ojo gráfico ha plasmado la realidad de una sociedad, de personas, lugares y cosas en una variedad de escenarios.
Más de tres décadas avalan su sensible y profesional labor. A lo largo de su carrera, el maestro Gustavo Vega, ha obtenido premios estatales e internacionales en fotoperiodismo, tiene toda una trayectoria en este campo como reportero gráfico.
Se considera un estudioso de la fotografía. Desde niño tuvo un acercamiento con la foto, y en la medida que pasó el tiempo la pasión fue creciendo, y hoy, su vida depende de ella, vive para la foto, duerme en la foto y está para la foto.
Todo para él está ligado a la fotografía. Es un estudioso de la materia, la cual, es parte de su vida y ha sido el sostén familiar.
En entrevista en el programa “Conexión”, que se transmite en vivo a través de la direccioón de Facebook: LaPágina, señaló que sus padres fueron profesores rurales, y por aras del destino nació en la Meseta Purépecha, donde vivió sus primeros 15 años. Fue ahí donde tuvo su primer acercamiento con la foto.
“Existían unas Escuelas de Tiempo Completo, y mis papás daban clases por las mañanas y tardes, buscaban toda una formación alrededor de sus estudiantes, entonces mi papá tenía una cámara fotográfica e inicia a registrar todo lo que hacía en la escuela”.
Y es ahí, su primer contacto con la cámara, que además era sagrada para su papá ya que no se podía tocar, pero todos querían estar en la foto, por lo que inició su vinculación con ella.
Para nuestra generación, prosigue, no era fácil tener un instrumento de este tipo, y menos en un pueblo, y de ahí es de donde nace la curiosidad por la fotografía.
Ya en Morelia, recuerda, su hermano mayor desarrolla algunas habilidades con la cámara fotográfica y luego se va a la Ciudad de México. Cuando Gustavo tenía 11 años visitó a su hermano, y entró al laboratorio, donde descubrió la magia de la fotografía al momento de estar revelando.
“Antes se usaban papeles, químicos, el cuarto oscuro para revelar; entonces toda esa magia que había alrededor de la fotografía, a mí me dejaba sorprendido, la manera de dar vida a una imagen se fue quedando en mí”.
Su primera fotografía
Su primera fotografía la tomó cuando tenía 12 años, con una cámara Kodak de plástico que le compraron. Captó a su hermano a través de la ventana. La imagen la mandó a un concurso de la Revista Siempre, y sorpresa: ¡Ganó el tercer lugar!
Estudió Arquitectura en Morelia, en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, pero fue una profesión que no lo convenció. Y se fue a la Ciudad de México a estudiar a la escuela de Fotoperiodismo llamada “Nacho López”, dirigida por un integrante del periódico La Jornada, de quien aprendió una visión del nuevo periodismo.
Nació su primer hijo que tuvo con otra gran y extraordinaria fotógrafa, Rosario Salas, y se regresan a Morelia. Su primer trabajo como reportero gráfico lo consigue en el periódico La Voz de Michoacán.
“Pero entré a un área que no me gustó, era la de Sociales, aunque tenía su lógica esta primera etapa, pero yo quería acción: Luego me mandan a la sección de policiacas, todo lo contrario, había que estar en el momento preciso, había que perder muchos miedos, y de ahí me mandaron a cubrir Deportes, había que estar con la velocidad del disparo porque ahí no se puede repetir la jugada, era mucha concentración. Y finalmente entré al área que muchos fotógrafos esperaban, es decir, la política”.
El aprendizaje es mucho
Muchas son las anécdotas por contar, como lo es el “toparse” con las decisiones de los dueños de los medios de publicar poco, del mucho material fotográfico que se tiene para darlo a conocer, o sólo lo conveniente.
Aprendió la lección de que lo que no publican en un lado, lo pueden publicar en otro. Lo que comprobó al mandar a la Revista Proceso el material que no fue publicado en Michoacán. Salió de La Voz de Michoacán y empezó a ser parte de la fundación de otros periódicos como Buen Día, Los Periodistas, Cambio de Michoacán, así como el Provincia, que trajo la modernidad y el nuevo periodismo.
Ahora tiene su propia empresa: Las Agencia Comunicación Gráfica (ACG), de la cual es director, y publica, señala, lo que quiere publicar, ya que no hay nadie quien le diga si se da a conocer o no.
Llegan los premios, pero su sencillez es mucha
Comparte que ganó dos premios estatales de periodismo, el primero con una foto de un enfrentamiento entre grupos magisteriales donde se agarran a “palazos”, y done él quedó en medio de ambos grupos, lo que no impidió que disparara con su cámara.
“Gané otro premio con una foto de indígenas, y de ahí ya participé como 4 años en el jurado de ese Premio Estatal de Fotografía”.
Trabajando en el periódico Provincia, se da la Bienal de Fotoperiodismo en México, y concursó con una foto que se diferenció de las de los demás medios por la creatividad del momento, pues tomó una imagen sobre unos féretros entrando a una iglesia con los cuerpos de unos mecánicos que mataron por Guadalajara. Fue escogida su foto como un reconocimiento a su labor.
Es un gran reconocido maestro de fotografía en varias universidades de la ciudad, admirado por sus alumnos y medios de comunicación, señala que esta labor le gustó por poder influir en los periodistas nuevos.
Adaptarse y capacitarse con las nuevas tecnologías de la fotografía
Gustavo Vega considera que hay que tenerle miedo a las nuevas tecnologías, porque lo que antes llevaba su tiempo con cámaras mecánicas, ahora las digitales lo hacen en un segundo.
“Todas esas herramientas que se tenían antes para una fotografía, las nuevas tecnologías las desbancaron, ahora nos tenemos que regresar a los principios como es la práctica y el enfrentar retos y enseñar de una manera más directa, que el alumno se enfrente a necesidades para que conozcan en realidad lo que es la fotografía, en una constante de retos”.
Ve que se ha perdido la necesidad de competir entre los medios de comunicación, ya que ahora se intercambia información, dejando atrás la competencia y sobresalir.
“Por lo que mi día laboral inicia pensando con qué voy a competir con los demás, ser diferente, se necesita desarrollar la competencia, buscar, y no ser perico que sólo repita lo que oye”.
El paso de la cámara mecánica a la digital, ha sido una facilidad que se dio con resultados más rápidos y alcanzar cosas que no se podía, pero para la fotografía artística y de paciencia, no da los resultados que esperan.
Para él no hay límites ni un “no puede pasar”, “no puede tomar fotografías”, su sentido de “cazar” gestos, movimientos es lo que le da sentido a sus imágenes, las cuales, dicen más que mil palabras.
Ante su basta experiencia y conocimiento sigue aprendiendo las nuevas tecnologías, no deja de buscar, de aprender.
La fotografía digital, para prensa, dice, era otra cosa, lo cual vio durante su estancia en Provincia con cámaras que se tenían con tecnología de punta.
Actualmente, resalta, los fotógrafos siguen haciendo su trabajo, pelean por él, pero el atorón está cuando no se cierra el círculo, ya que muchas veces, el editor de un medio no sabe escoger la mejor imagen para una publicación porque no están formados ni tienen esa visión.
Miles de miles han sido las fotografías que ha tomado, que han manifestado el sentir de un pueblo, donde está plasmada la denuncia política, donde cuestiona a los grupos sociales, magisteriales, estudiantiles; su cámara y sensibilidad para hacer la toma perfecta, están ahí, en el momento preciso.
Este gran reportero gráfico, señala, que desde su campo abriría una puerta para mejorar la educación en Michoacán, ya que el estado ha sido rehén de muchos grupos e intereses, lo que ha frenado su pleno desarrollo.
“Como maestro, recibo alumnos con muchas deficiencias, y hay que mejorar la educación para formar una mejor sociedad”.
- Foto en blanco y negro: Archivo de Trovsky
