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“Estas tardes de mi vida”. Por Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Por SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA*

Estas tardes de mi existencia, en ocasiones tan desoladas e inciertas, son para escuchar los susurros del viento mientras armo palabras y formo poemas e historias en el silencio y la soledad de mi buhardilla.

Estas horas vespertinas de mi vida están dedicadas al arte, mientras oigo, afuera, quizá en el jardín o probablemente en la calle o en el boulevard, el paso de los minutos huidizos e impasibles. Estos instantes pasajeros, antes del ocaso, tocan a la puerta y saltan por la ventana con la idea de llevarse mis versos, mi memoria y mis suspiros.

Estos instantes del crepúsculo, cuando el sol adormilado prende el océano, en el horizonte, de amarillo, dorado, naranja y rojizo, escribo incansable y escucho los conciertos para violín y piano que me subyugan. Este lapso de la tarde es resultado de la ecuación de la vida y de encontrarme entre el mediodía y la noche de mi existencia, con mi mochila de aventurero en la espalda y mi bolígrafo y mis hojas de escritor en las manos.

Estas tardes bohemias, entre mis recuerdos y vivencias, escribo letras, signos, palabras, historias. Estos días que naufragan son los que poseo como artista y hombre, con la luz de mi esencia y mi rostro ni de joven ni de viejo, con deseos vehementes de navegar mares tempestuosos, descender abismos insondables y escalar cumbres hasta hoy inconquistables e insospechadas.

Estas tardes camino descalzo sobre el césped, hundo los pies en el barro y abrazo los troncos de los pinos con la intención de sentir los latidos de la creación y percibir los rumores de la vida; pero también con el propósito de sumergirme en las profundidades de océanos cósmicos desde mi interior y llegar al cielo.

Estos años, antes del anochecer, sonrío, remo, comparto, juego, aprendo, enseño, convivo y amo. Estas tardes, cuando las auroras se alejan cual aves peregrinas y se aproximan los muelles del ocaso, aprovecho cada instante para ser feliz.

Estas tardes, mi vida es continuación de incontables amaneceres y primaveras, tan dichosos como pude, y antecedente de noches insospechadas que se antojan enriquecedoras e intensas. Estos instantes vespertinos pasan tan rápido que apenas hay tiempo de reír, ser feliz, dar de mí, vivir, expresar mi amor a los personajes de mi biografía y escribir mis obras.

Estos años crepusculares los dedico a mí y a ti, a nosotros, a ustedes, a todos. Estas tardes de mi existencia son soleadas y lluviosas, brillantes y nevadas, policromadas y grises, felices y tristes. Estas horas son las de la tarde, cuando uno todavía es primavera, verano, otoño e invierno. Estos días vespertinos son para nacer y morir.

Estas tardes son para abrazar y expresar amor, pasear y reír, jugar y soñar, aprender y producir, caminar y dejar huellas, abrir paréntesis y ser incansable. Estos días vespertinos, parece, son para vivir antes de que descienda el telón y asome en los cristales del ventanal la noche sin rostro. Estas tardes, no lo niego, enseñan a vivir, expirar y renacer.

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  • Santiago Galicia Rojon Serralonga. Es escritor y periodista con más de 25 años de experiencia. Se ha desarrollado como reportero y titular de Comunicación Social de diversas instituciones públicas y privadas.

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