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HISTORIA. La campana que venció a los Imperialistas, mientras Benito Juárez gobernaba desde su carreta

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Batalla del 25 de marzo. En el marco de la guerra de intervención francesa se dio en la ciudad de Chihuahua un acontecimiento de gran relevancia que lleno de orgullo estas asoleadas tierras norteñas.

Fue un 12 de octubre de 1864 cuando el carruaje empolvado del presidente Juárez llego a esta ciudad después de una gran odisea a lo largo del territorio nacional, llego Juárez a Chihuahua sin dinero, con el ejército mexicano derrotado en todos los frentes, con el 80 % del territorio nacional ocupado por tropas invasoras o leales al imperio, traicionado por el Gobernador de Nuevo León, ante un escenario más que complejo.

El año de 1865 fue aún más difícil, las tropas francesas avanzaron hacia Chihuahua capital obligando al presidente a dejar la ciudad y replegarse hacia la frontera, a mediados de ese año fue asesinado el gobernador de Chihuahua, Manuel Ojinaga en manos de los imperialistas en el pueblo de Arisiachi. A finales de ese año los imperialistas dejaron la ciudad de Chihuahua lo que llevo a Juárez a regresar a la capital del estado para de nuevo tener que huir hacia el norte por el retorno de las tropas francesas a la ciudad de Chihuahua.

El presidente encomienda al nuevo gobernador militar del estado General Luis Terrazas que a cualquier precio tome la ciudad de Chihuahua en manos del enemigo, Terrazas cumpliendo esta encomienda movilizar las tropas republicanas desde finales de febrero de 1866 para avanzar sobre la capital. Finalmente, la batalla por Chihuahua inicia muy temprano el 25 de marzo de 1866 y se prolongara durante todo el día por diferentes frentes de la ciudad. Los imperialistas después de perder la periferia se adentran en la ciudad y se atrincheran principalmente en las instalaciones de los que era el antigua colegio jesuita (hoy palacio de Gobierno), la Catedral y sus alrededores.

Las tropas republicanas se fueron acercando a estos puntos tumbando paredes entre las casas cercanas a las trincheras enemigas. La altura de las torres y las azoteas de catedral sirvieron para que los tiradores imperialistas causaran serias bajas a los republicanos, razón por la cual el teniente coronel Rafael Platón Sánchez encargado de la artillería mexicana apostada en lo que hoy es el parque lerdo, ordenara al teniente Brígido Chavira bombardear la iglesia.

Solo una bala de cañón hizo blanco en la catedral, pero entro con tal tino entre los arcos de la torre del lado izquierdo y pego de lleno a la campana mayor, quebrando la campana, haciendo un gran estruendo que se escuchó en toda la ciudad y levantando una enorme nube de polvo. Los imperialistas atrincherados ahí decidieron rendirse ante la posibilidad real de reducir a escombros la iglesia con ellos dentro.

Al caer la noche los oficiales imperialistas huyeron por el rio Chuvíscar y el resto de los soldados imperialistas fueron rendidos por las tropas republicanas. Fue una victoria muy sonada que dio mucho prestigio al General Luis Tarrazas. Meses después el coronel Platón Sánchez sería el presidente del tribunal que enjuiciaría al emperador Maximiliano y el daría su voto de calidad para determinar la muerte del emperador después del empate de los 6 jueces, ya que 3 votaron por el destierro y los otros por la pena máxima.
A 156 años de este acontecimiento, la campana sigue colgada de una de las torres de Catedral viendo pasar el tiempo, presumiendo orgullosa como si de una medalla de honor se tratara el orificio que le produjo el cañonazo de ese famoso día.

Fuente: Chihuahua es historia

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