Por VÍCTOR ARMANDO LÓPEZ*
En los últimos días diversos presidentes municipales han brindado sus respectivos informes de gobierno, algunos en espacios abiertos con las medidas sanitarias recomendadas, otros mediante el uso de las tecnologías y los más osados sin ninguna acción preventiva ante la pandemia del Coronavirus, tanto de ellos como de sus invitados.
Bien es cierto que a consecuencia de esta enfermedad los eventos públicos y masivos en esta materia tuvieron que cambiar, y es que más allá de los caprichos y necesidad de los gobernantes por ser el centro de atención, está la salud de sus gobernados, quienes en su totalidad aún no alcanzan a dimensionar los riesgos de convivir en estos momentos en espacios cerrados, e incluso, en los abiertos.
Pero lo realmente preocupante de estos informes, incluyendo la desatención a las normas de nueva convivencia, es que la mayoría de presidentes municipales no tienen nada concreto o tangible que decir, nada real para comunicar, pues mientras los ciudadanos no sientan directamente un beneficio en sus bolsillos, o en el incremento en su calidad de vida (donde se incluyen mejor educación, seguridad, servicios públicos, infraestructura y eficiencia administrativa), todo son palabras vacías y la incredulidad se mantiene en el ambiente.
Incluso, quienes asesoran a estas figuras gobernantes tienen la obligación de cambiar su forma de ver las cosas, pues esos estilos viejos que mantienen ya no son funcionales, y sólo hacen trastabillar a sus jefes.
Hoy día los ciudadanos, aunque no lo creamos, gracias al constante uso de las nuevas tecnologías se fijan más en la forma en que los gobernantes emiten sus mensajes, dejando de lado el fondo.
De ahí que gobernantes y políticos tienen que modernizarse y preocuparse más por lo que transmiten. Los ciudadanos ahora ponen más atención en lo que dicen estas personas, en lo que dejaron de mencionar, en la escenografía en que emiten un discurso y en el propio ambiente que se vive.
Y es que precisamente en la forma en que emite su mensaje el gobernante actualmente, se puede registrar el interés o el desencanto de quienes lo escuchan. En un mismo escenario pueden triunfar o decaer.
Derivado de la pandemia y ante la falta de liderazgos, los mensajes tradicionales han muerto. Esta enfermedad nos ha llevado a la incertidumbre y a un irreversible incremento a la incredulidad, de todo, de todos.
Ahora la comunicación política tiene que ser con mensajes sencillos, concretos, fluidos y transparentes, mientras que las acciones deben ser verdaderas y realmente benéficas, para que sumen simpatías o las confirmen. Los representantes requieren seguridad en toda la extensión de la palabra. ¿Tú no lo consideras así?
El PRD no aprende
La negociación entre los grupos internos del Partido de la Revolución Democrática en Michoacán arrojó una nueva dirigencia, la cual estará encabezada por Víctor Manuel Manríquez González, mientras que en la secretaría general del CEE quedó Silvia Estrada Esquivel. Dejando de esta forma, una vez más, el derecho de los militantes de votar para elegir estos cargos.
Desde hace años esta situación ya se volvió común en el Sol Azteca, y es la misma que ha mermado la credibilidad hacia este partido por parte de militantes y simpatizantes. Obvio, como consecuencia habrá de registrarse una nueva migración hacia otras ofertas, claro está, hacia Morena.
Ante la ya tan anunciada imposición y repartición de carteras en el PRD, y lo que venga en la designación de candidaturas bajo el mismo esquema, quizá sea la última vez que se vea al Sol Aztecas en las boletas electorales.
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*Víctor Armando López Landeros. Es Doctor en Derecho; Maestro en Ciencia Política y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Con trayectoria de 25 años en medios escritos y electrónicos, así como en la fundación de ellos. Además de desempeñarse como coordinador de Comunicación Social en diversas instituciones electorales. Actualmente dirige el portal www.lapaginanoticias.com.mx
