La Página/Redacción
Morelia, Michoacán.-En el contexto del 96 aniversario de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), la Secretaría Académica, el Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita y el Archivo Histórico, celebraron la décimo cuarta conferencia sobre la cultura nicolaita, a cargo de Fernando Juárez Aranda, ex rector de la Máxima Casa de Estudios de la entidad, con el título “La universidad Michoacana en la década de los setenta”.
Sergio García Ávila, director del Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, institución creada en 1980, dio la bienvenida a la actividad y agradeció a las autoridades universitarias por impulsarlas.
En tanto, José Gerardo Tinoco Ruiz, secretario Académico de la Casa de Hidalgo, dijo que es un honor presentar a un personaje de la relevancia y estatura de Fernando Juárez Aranda, quien enfrentó y superó satisfactoriamente muchas dificultades.
Señaló que los buenos resultados que se tienen actualmente en la UMSNH no son producto de una sola administración, sino la suma del trabajo que se ha realizado a lo largo de muchos años.
Al dar lectura a la trayectoria de Juárez Aranda, el secretario Académico de la UMNSH dijo que no es casual que el conferencista naciera en Morelia un 8 de mayo, un día muy especial para los nicolaitas.
En su exposición, el ex rector advirtió que su ponencia es sólo un esbozo de la historia de la Universidad Michoacana durante la década de 1972 a 1983 en el cual “la UMSNH tuvo un desarrollo vertiginoso sin precedente en su historia reciente. Colmó y superó los afanes reformadores de generaciones pasadas. La abrupta llegada de la modernidad obligó a la institución y a cada uno de los nicolaitas a replantearse todas las soluciones y proyectos anteriores”.
Señaló que el apoyo que brindaron los presidentes Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid, fueron notables y se reflejaron en la Universidad Michoacana. Lo mismo sucedió con los gobernadores de ese periodo. La Universidad a través de sus rectores, consejeros, profesores e investigadores cumplieron su tarea cristalizando importantes logros.
“El desarrollo trajo sus novedades y consecuencias”. Recordó que en 1972 la población escolar era de 15 mil 478 alumnos, mientras que en el ciclo escolar 1981-1982 rebasaba los 43 mil 131 estudiantes, con lo que se crearon nuevas opciones de formación académica, acordes con las nuevas necesidades estatales y sociales.
Acorde con esto, fueron fundadas las carreras de Ingeniería en Tecnología de la Madera, Administración de Empresas, Economía, Historia, Filosofía, Biología, Agrobiología, Física y Matemáticas, Arquitectura, así como los institutos de Investigaciones Metalúrgicas, Químico Biológicas, y la preparatorias Isaac Arriaga, José María Morelos y Melchor Ocampo, entre otras instituciones.
Recordó que en 1970 se crea la Comisión de Planeación Universitaria con el propósito de corregir errores y orientar el crecimiento de nuestra Casa de Estudios.
Se aprobó la creación de divisiones académicas de Ciencias y Humanidades, Administración y Ciencias Sociales, de Ingeniería, de Ciencias de la Salud, Agropecuarias, Enseñanzas Especiales y Enseñanza Preparatoria.
En 1973, apuntó, comenzó un auge constructivo que se inició con la edificación de Ciudad Universitaria en un predio de 70 hectáreas. El 30 por ciento se dedicarían a inmuebles académicos y el resto a infraestructura deportiva. En tanto, durante esa misma década el gobierno federal donó a la Escuela de Agrobiología 38 hectáreas en Uruapan.
En CU los edificios se completaron con la construcción de importantes laboratorios de química, hidráulica, eléctrica, electrónica, dinámica y térmica, de matemáticas, de máquinas y herramientas, de química, física e ingeniería de la madera. Se construyó la Bibliotecas Central y la de Ciencias de la Salud. También en este periodo se construyó la posta zootécnica en Tarímbaro, perteneciente a la Facultad de Medicina Veterinaria.
Para Odontología se hicieron edificios para clínicas y laboratorios. Para Enfermería se construyeron oficinas, aulas, cubículos y salas de juntas, además de que se amplió la sede de Farmacobiología. También se construyó un edificio especial para la rectoría y se equipó Ciudad Universitaria con andadores, camellones, jardineras, estacionamientos, vialidades y alumbrado exterior.
En otro rubro, comentó que los recursos otorgados a la institución fueron notables y acordes con el crecimiento académico. En 1972 el presupuesto contando subsidios estatales, federales y recursos propios era de 24 millones de pesos. Mientras que en 1981 fue de mil 253 millones de pesos. “El reto de aquel crecimiento así lo ameritaba y aun así eran visibles las carencias y necesidades de la institución”.
En 1975 comenzó a operar la radio cultural Nicolaita, cristalizando un largo sueño de nuestra comunidad y citando al también ex rector Raúl Arreola Cortés, dijo que esa década respondió a un mismo impulso de expansión.
“El crecimiento inusitado de estudiantes ocasionó trastornos de diversas índoles. Con este motivo se hicieron esfuerzos considerables para regular la matrícula, y se comenzó a poner mayor orden disminuyendo la inquietud y la preocupación de la comunidad nicolaita”, expuso.
Muchas instituciones modificaron sus planes y programas de estudio, como el caso de Veterinaria y Zootecnia, que adoptó el sistema modular.
La enseñanza preparatoria se atendió con siete planteles propios, de los cuales cuatro fueron creados en esta década. Para 1980 se habían incorporado 20 preparatorias.
Se tuvo un notable crecimiento de profesores A y B, garantizando la profesionalización de la docencia y un firme desarrollo de la investigación científica. También se incrementó el número de becarios de posgrado en el país y a nivel internacional.
Como parte de su recuento, Juárez Aranda señaló que se estableció el departamento de idiomas, impartiendo el inglés por su importancia y universalidad, francés, portugués, árabe, alemán, italiano, mandarín latín, purépecha y español.
En otro orden de ideas, explicó que se planteó la necesidad de retomar el gobierno de la universidad, aprobando el Manual General de Organización en 1980 y el Manual General de Procedimientos en 1983.
En la década de los 70 se crearon varios albergues estudiantiles, que se sostuvieron para el apoyo de los estudiantes de bajos recursos y facilitar la terminación de sus carreras.
Se reorganizó el Sindicato Único de Empleados y se establecieron con previsión los derechos y obligaciones de ambas partes. También se firmó el primer contrato colectivo de trabajo con el recién creado Sindicato de Profesores. También durante este periodo se dio un fuerte impulso a las artes y se fomentó la cultura universitaria.
Al margen de todo, el balance de la historia completa de la institución es sin duda positivo, concluyó su participación el ex rector Fernando Juárez Aranda.