Por IGNACIO HURTADO GÓMEZ *
A propósito de lo que recientemente he escrito en otras entregas, y de lo que a la fecha viene pasando en otras latitudes.
Como se ha dicho, todo parece indicar que la democracia política no ha caminado de la mano con la democracia social. Por lo menos Chile y Ecuador pueden dar cuenta de ello. Y México también con nuestras propias desigualdades a cuestas. De otra forma no se explicaría la movilización social que se ha dado en los últimos días en aquellos países sudamericanos.
Por eso, mientras la democracia no sea vista como ese sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural, seguramente mantendrá ese debilitamiento o reblandecimiento. Y en esa medida, la sociedad seguirá perdiendo confianza y credibilidad sobre de ella.
En ese sentido se explica que, en países como Chile y Ecuador, un amplio sector de la clase media salga a las calles, indignados, a pedir cambios en el rumbo económico que llevan esos países.
Algunos dirán que salen a las calles a manifestarse en contra de las políticas neoliberales impuestas en los últimos años. Otros más, a expresarse en contra de la incapacidad de los Estados por regular, vigilar y controlar a los grandes capitales económicos. Unos más, a manifestar su desagrado hacia una clase política que dejo de ver por el bien común.
Y así, frente a la coyuntura que viven los Estados, no solo en América Latina, pareciera que resurgen dos grandes proyectos, dos grandes visiones, dos formas para erradicar la pobreza en la región, y para lograr un verdadero desarrollo. Una contra la otra, y al parecer contrapuestas en estos momentos; por un lado el “Consenso de Washington”, y por el otro el “Foro de San Paulo”. El primero de corte liberal, y el segundo, progresista o de izquierda.
Incluso no falta quien ve que, frente al frustrado “Consenso”, detrás de las movilizaciones de estos días está el “Foro”.
El Consenso de Washington es de 1990 y propone disciplina fiscal, redirección del gasto público hacia la educación básica y la atención primaria de salud, ampliación de la base tributaria, tasas de interés determinadas por el mercado, tipo de cambio competitivo, reducción de aranceles al comercio exterior, atracción de la inversión extranjera directa, privatización de las empresas estatales, promoción de la competencia económica. Y finalmente, seguridad jurídica para los derechos de propiedad.
Estas recomendaciones de política económica fueron formuladas por el economista inglés John Williamson, y tienen como objetivo orientar a los países en desarrollo inmersos en la crisis económica para que lograsen salir de la misma.
El Consenso de Washington estaba formado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el Banco Mundial y por el Tesoro de Estados Unidos, todas esas instituciones con sede en Washington.
Es evidente que tales políticas, no han logrado el desarrollo esperado.
Por su parte, el “Foro de San Paulo” fue fundado también en 1990 por el Partido de los Trabajadores de Brasil. Se dice que el Foro fue constituido para reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda, las consecuencias del neoliberalismo en América Latina.
A dicho Foro que se realiza año con año, asisten partidos y movimientos sociales de izquierda de la región, y de otras partes del mundo.
Así pues, pareciera que en la región hay una lucha ideológica entre el “Consenso de Washington” y el “Foro de San Paulo”, por un lado el neoliberalismo, y por otra la izquierda, y en medio la democracia, con todas aquellas promesas que no ha logrado cumplir. Al tiempo.
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* Ignacio Hurtado Gómez. Es egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde ejerce también la docencia. Ha sido asesor del IFE (ahora INE); ex magistrado del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán.
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