Mi pueblo perece por falta de conocimiento; y como tú
rechazaste el conocimiento, yo te rechazaré a ti de mi sacerdocio;
por haber olvidado la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
Oseas 4:6
Por: CARLOS A. MONTAÑO*
Es curioso ver como en los últimos años, las y los mexicanos han incrementado los festejos a la “muerte”, incluso ahora lo hacen en las escuelas, sin saber lo que representa en lo espiritual; y yo pregunto, ¿a quién venció Jesús en la cruz?
Si, efectivamente, a la muerte, porqué él resucitó al tercer día, estuvo aún 40 días con sus discípulos dando las últimas instrucciones y ascendió para sentarse a la diestra del padre; no sin antes, prometerles que les dejaría a su Santo Espíritu, lo cual sucedió.
Cuando veo a hombres y mujeres festejando a la muerte, me pregunto también, ¿acaso aquellas familias a quienes les mataron a sus familiares, o los secuestraron, abusaron y después las asesinaron, ahora lo festejan? ¿O que festejan?
Cuando me preguntan que cuál es mi religión, yo les digo, que yo no tengo religión, tengo una relación con Dios, con Jesucristo y su Espíritu Santo; para muchos, puede sonar a locura, pero cuando conocí a Dios, le prometí que lo seguiría hasta el último de mis días, sin importar que me juzgarán, porque mi propósito en la vida, es anunciar el Reino de Dios.
Y en el evangelio de Lucas en el capítulo 9, versículos del 57 al 62, el señor nos dice: “Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. El que tenga oídos que oiga.
Dios vino a darnos vida y vida en abundancia, pero nosotros hacemos lo contrario; estamos replicando en el mundo los tiempos de Sodoma y Gomorra, y lo mismo que en los tiempos de Noé. Qué triste que no podamos ver, todo el mal que estamos cometiendo y pecando contra el cielo.
En Romanos 6:23 nos dice: Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro señor.
Además, en Isaías 5:20 al 23, nos advierte: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
Si has llegado en la lectura hasta aquí, te invito mi hermano y hermana a que reflexiones los siguientes versículos y los apliques en tu vida; Dios es real, él Vive; no es un Dios muerto, y cada palabra escrita en la biblia, es inspirada por el mismo Dios de dioses, Rey de reyes y Señor de señores.
No celebres la muerte, porque él prometió darnos vida eterna y él lo cumplirá, porque él no miente y no falla; sólo tienes que creer, tener fe, obedecerlo y seguirlo…
En Juan 5:24: nos dice: Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Abran bien los oídos y los ojos al leer lo siguiente, que el señor les traiga revelación y discernimiento: 1 Tesalonicenses 4:13 al 14. Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él.
En el mismo capítulo (4) de Tesalonicenses versículo 16; nos dice: El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Toda la creación fue hecha por Dios; nada es nuestro, él es dueño del oro y la plata, es dueño de los cielos y la tierra; así que nada podemos darle, todo le pertenece. Por eso, Romanos 14:8 dice: Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
Por lo tanto, en 1 Corintios 15:55 al 57, señala:
¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
Animo hijos e hijas del altísimo, el hizo esta promesa que cumplirá cabalmente al pie de la letra. En Isaías 25:8 dice: Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho. No es maravilloso, ojalá que hayas llegado hasta aquí y hagas tuya esta promesa.
Por todo lo anterior, yo no celebro la muerte, porque ya fue derrotada y para mí no es motivo de festejo. Agradezco infinitamente que hayas leído este artículo, yo bendigo tú vida en el nombre de mi Señor Jesucristo, hiio del Dios altísimo, no temas, porque el prometió estar contigo cada día de tu vida, y así lo hecho, sólo que tal vez no has querido verlo o sentirlo; bendigo tu hogar y tu familia.
Y esta es otra hermosa promesa de Jesucristo que la encuentras: en Juan 14:1 al 4, nos dice: No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy.
Dios les bendiga poderosamente.
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* Carlos A. Montaño. Ha ejercido el periodismo durante casi tres décadas. Se ha desempeñado como titular de áreas de comunicación social en instituciones como el IEM, Sagarpa y Sedrua, entre otras. Además de dirigir una asociación civil por medio de la cual se impulsa a emprendedores agropecuarios.