Por BORIS GONZÁLEZ CEJA*
En psicología escuchamos muchas historias de hombres que se preocupan porque sus mamás o esposas se enferman, pero no por ellas mismas, o por el dolor que pueden estar sintiendo, sino porque no van a poder seguir sirviéndoles como ellos quieren.
Esa realidad se ve potenciada a nivel social en las organizaciones que no les interesa la salud de sus colaboradores, sólo la producción, olvidando que las personas tienen deseos que requieren cuidados y apoyo.
En México existen pocos avances de la psicología sobre cuidados y el apoyo de manera sostenida, donde hemos demostrado la importancia de tener a alguien que nos cuide y nos acompañe durante procesos como la enfermedad, y en las organizaciones tenemos acciones de autocuidado y cuidado de los demás que requieren de una sistematización profesional, por lo que es deseable establecer procesos de mejora para entender los derechos humanos de las personas que reciben y brindan cuidados y apoyo.
En nuestra experiencia no existe el reconocimiento sólido y formal para atender los derechos humanos de los cuidadores, donde las políticas de apoyo parecen dádivas tercermundistas que se replican en las redes sociales con sus líderes sociales “regalando” tinacos o cortando un liston por sus obligaciones, muchas veces ocultando lo que los gobiernos tienen que garantizar. En México las personas que reciben cuidados y apoyo no tienen garantizados sus derechos humanos, considerando que hay desabasto generalizado de medicamentos y de atención en salud mental, por lo que los esfuerzos colectivos que logremos para fomentar la salud mental de cuidadores será fundamental para el desarrollo comunitario.
Los cuidados y el apoyo fomentan los derechos de las personas al trabajo, seguridad social, vivienda adecuada, salud, educación, disfrute de los avances científicos, capacidad jurídica, vida independiente en la comunidad, descanso y ocio, y a los derechos relativos a la participación. Como puede observarse, el reconocimiento del cuidado y apoyo como derechos humanos ante la ley es complejo y no se reduce a simplemente estar (que es una condición de posibilidad), incluso el derecho a la salud específica de salud mental, requieren que en México exista atención a las personas en su cuidado, por lo que hay todo por hacer desde la ciencia psicológica en su aplicación.
En nuestra organización trabajamos con instituciones en la mejora de sus procesos de autocuidado y cuidado de los demás, como se puede observar del trabajo que llevamos a cabo con la Embajada de Alemania y que puedes conocer en nuestro manual de autocuidado, en la página web https://psicologiaydesarrollocomunitario.com/biblioteca/
La labor de los psicólogos en temas de cuidados y apoyo, se refiere a las siguientes acciones:
- Adaptarse a las necesidades del paciente: identificando en todo momento sus prioridades, ofreciendo una intervención individualizada, ubicando desde el principio sus prioridades para brindarle el apoyo más adecuado.
- Apoyar a los familiares: el psicólogo no solo centrará su atención en la persona sino también en la gente que está a su alrededor y sufre el duelo de la enfermedad.
- Ofrecer ayuda para la identificación de emociones: el apoyo emocional es una de las tareas esenciales, en especial el apoyo en la gestión subjetiva de la toma de conciencia de la muerte.
- Entrenar el control emocional: enseñando diversas estrategias y herramientas útiles para su regulación, algo que influirá positivamente en la salud mental del paciente y en la de las personas que le rodean.
- Detectar dinámicas de relación dañinas: detectando las relaciones interpersonales que puedan ser dañinas para las personas involucradas en el proceso y buscando modificarlas en compañía de los pacientes.
- Desarrollar un trabajo multidisciplinario: siempre tienen que partir de una perspectiva multidisciplinar en la que intervienen profesionales de ámbitos como la medicina, la psicología, la enfermería o la fisioterapia, con quienes trabajamos todos los días.
Causas y azares…
- Los 300 mil psicólogos de México vamos a salir a votar igual que todos los ciudadanos, y con nuestras familias, sumamos más de 1 millon de votantes, algo que vamos a refrendar con políticos comprometidos con la salud mental y no con simuladores.
- Es lamentable el nivel de intromisión del narcotráfico en la clase política del país, en los gobienos de nuestros Estados y municipios, donde la militarización viene a ser un corolario de que los abusos y la arbitrariedad gobiernan nuestras comunidades.
- Dejar a nuestro país a merced de los grupos criminales es un crimen de Estado, y el ejemplo de lo que aconteció en Chilpancingo, donde el gobierno se repliega ante los grupos del narcotráfico, es una lección de historia para el recuerdo.
Hasta la próxima, que no sé hasta qué punto un escritor puede ser revolucionario. Por lo pronto, está trabajando con el idioma, que es una tradición.