Por LEOPOLDO GONZÁLEZ*
Se ha presentado a la Reforma Judicial en el país, por parte de distintos medios y analistas, como el alma de la visión obradorista del Estado, la madre de todas las batallas o la última cruzada del astuto de Palacio antes de dejar el poder, para consolidar el galimatías de la 4T y dejarle un sexenio totalmente “planchado” al nuevo gobierno.
Debido a que los ruidos del debate distraen y empañan el fondo de lo que verdaderamente quiere López Obrador, algunos transformaron los eslógans de partido en argumentos de banqueta y pusieron los conceptos a retozar, creyendo que el filling de sus escritos y disertaciones los haría visibles ante el señor del gran poder.
Fue la suma de los estudiantes de nueve facultades de derecho al paro judicial, y luego la de trece universidades públicas y privadas en el país, lo que le metió miedo a la señora Sheinbaum y ella a Ricardo Monreal, para declarar que no, que de ningún modo “se aprobaría la Reforma Judicial con precipitación”, pues había que darle tiempo al tiempo.
Parecía obvio que ninguno de los dos leyó ni interpretó bien las urgentísimas urgencias del inquilino de Palacio, quien -cuenta una fuente- habló con los dos de forma ruda y airada, instigándolos a no meter freno a la reforma y a aprobarla ipso facto, es decir: más rápido que inmediatamente.
Esto explica la actitud posterior de un Ricardo Monreal descompuesto y el video que el miércoles por la tarde subió a redes sociales la señora Sheinbaum, casi para decir que alguien le había ordenado despejar dudas y acelerar la aprobación de dicha iniciativa, tanto en la Cámara de Diputados como en la de senadores.
De aquí se desprenden varias lecturas sobre la necedad beligerante, la urgencia imperiosa y el temple autoritario con que Claudia Sheinbaum, Monreal, Alcalde, Mier y Fernández Noroña impulsan la discusión y aprobación fax track de la Reforma Judicial, para que el Poder Judicial en su conjunto se subordine a los intereses políticos torcidos de la 4T y no al pueblo mexicano.
El afán de tener una Reforma Judicial según el capricho de la 4T, con abogados sin carrera judicial, sin estudios suficientes ni experiencia, es un recurso que figura en los protocolos tramposos del Foro de Sao Paulo, porque sólo así se puede inundar de incondicionales y aduladores a un poder tan estratégico, para que dicte sentencias favorables a quienes gobiernan y haga añicos el derecho a la justicia del resto de la población.
Aunque este propósito es importante para el populismo autoritario, como muestra la situación lastimosa que viven Venezuela y Nicaragüa, hay otros objetivos, igualmente oscuros y malvados, detrás de la prisa y el ciego frenesí con que se busca arrodillar al Poder Judicial.
Por un lado, hay bases para suponer que la sobrerrepresentación y la Reforma Judicial, en un gobierno quebrado que arrastra el peor déficit en cuatro sexenios, mismo que se sitúa en 5.9 por ciento del PIB, podrían facilitarle el camino para meter mano a los 230 mil millones de dólares que atesora el Banco de México, debido a que López Obrador saqueó todos los fondos y ahorros presupuestales para mantener a sus redes clientelares. Esa, es una posibilidad.
Otra que podría explicar la prisa por aprobar una Reforma Judicial sobre las rodillas, es el miedo a la querella interpuesta por Norma Piña contra AMLO y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, antes de las elecciones, donde los señala como sujetos de investigación por delitos contra la función y el erario público, ocultamiento de información financiera, peculado, uso indebido del servicio público, coalición de funcionarios públicos y los que resulten, todo ello en agravio del derecho a la información y a la transparencia de los mexicanos.
No obstante, el presidente que corrió a la DEA al inicio de su gestión y ha establecido un trato poco cordial y diplomático con EU, tiene prisa en arrodillar al Poder Judicial y someter a la Corte, básicamente por tres razones.
La primera razón es que, al ser despojado de la investidura presidencial, pierde el poder y pierde el fuero de inmunidad constitucional que lo protege. Lo que sigue para él y sus hijos es una incógnita, pero es probable que la ruina en que deja al país lo persiga durante algunos años.
La segunda razón es peor aún, pues luego de que Ovidio Guzmán pasó a la condición de “testigo protegido” de la DEA y tras ser desahogadas las primeras audiencias ministeriales de “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, de aquí al mes de octubre, el actual inquilino de Palacio podría darse un camino y fabricarle otro a su sombra.
Por último, lo que en el cenáculo oficial podría estar apresurando la aprobación de la Reforma Judicial, es la hipotética posibilidad de que la DEA tenga el recuerdo fresco de lo que ocurrió al expresidente de Panamá Manuel Antonio Noriega, en diciembre de 1989, y lo que sucedió al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, y quiera desempolvar el manual operativo que condujo a la captura de estos dos narcopolíticos.
No sabemos lo que pueda pasar, porque son tiempos de oscuridad. Sabemos, sí, sobre todo por el misterioso traslado de “El Mayo” a EU, que los caminos de la DEA son inescrutables, cuando no asunto del más hermético de los esoterismos.
Pisapapeles
La Reforma Judicial le conviene a la oligarquía gobernante, no a la sociedad mexicana.
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*Leopoldo González. Es abogado. Consultor jurídico y político. Asesor Parlamentario y de Gobierno. Ensayista, narrador y poeta. Autor, coordinador y compilador de nueve libros de ensayo y poesía. Profesor de Ciencia Política comparada en el Instituto de Administración Pública del Estado de Michoacán (IAPMI). Analista político y en temas de economía y finanzas públicas. Director de la revista Letra Franca 2012-2019.
Correo para una comunicación directa: leglezquin@yahoo.com