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OPINIÓN. “Morena va a perder”. Por Leopoldo González

Por LEOPOLDO GONZÁLEZ*

Hablando con honradez, Morena no tiene puntos a su favor ni motivos reales para triunfar en las próximas elecciones del 2 de junio.

Candidatos impuestos, candidatos impopulares y candidatos peleados entre sí es lo que trae ese partido en Michoacán y en el país, y en esas condiciones -un buen estratega lo sabe- no se puede ganar una elección.

Hay cosas que benefician de muy fea manera a la causa morenista y que deberían dar pena a los que se dicen herederos de la tradición de izquierda: una es el pacto inconfesable con los cárteles para conseguir votos; otra el despilfarro deshonesto e insultante de dinero público para apuntalar candidatos guindas, que realmente son candidatos de papel, de plástico y vinil; una más es el uso denigrante de los “vividores de la nación” y los padrones clientelares para secuestrar el voto a favor de Morena, la desgracia de México; por último, la extorsión laboral de pedir su credencial de elector a la burocracia para sumarle votos a ese partido, con el pretexto de que ahí trabajan.

Todo esto está ocurriendo en los gobiernos de Morena, que de dientes para afuera dicen tener valores y principios, por dos razones: porque el teatro de percepción de que la elección sería un mero trámite se les ha caído, y porque saben que la preferencia electoral ahora la encabeza Xóchitl Gálvez, de la alianza Fuerza y Corazón por México.

En otros dos supuestos Morena obtendría votos: uno, el del público ignorante y analfabeto que no acaba de entender que México va con Sheinbaum a una dictadura populista; otro, el del elector “agachón” que a fuerza de empinarse ya alcanzó las elevadas cumbres de profesional del masoquismo cívico.

Si alguien en el piso social asume el masoquismo como gimnasia de la vida artística e intelectual, eso suena muy bien: a lo que no tiene derecho es a dañar con un voto el futuro de un pueblo, ni a erigir la fatalidad como destino en perjuicio de todos.

Nadie, nadie tiene derecho a estropear el porvenir de una sociedad en nombre de una herejía política, ni a sacrificar el grandioso destino de una República por el culto tóxico a las loqueras y locuras de un loco. Las pruebas de que esto es así abundan.

El presidente que más ha insultado, agraviado y ofendido a los mexicanos, de muy diversas maneras, es el actual inquilino de Palacio, lo cual vuelve improbable que los destinatarios de su veneno le hagan fiesta en la cita de las urnas.

Su ineptitud, su corrupción que ha hecho millonarios a varios incondicionales y la arrogancia gubernamental, son facturas que habrán de pagarse en la ventanilla ciudadana, pues el mexicano no irá radiante y feliz a votar por quien le torció el ser, la vida y los sueños.

Las 800 mil víctimas por COVID, la falta de medicamentos oncológicos, la ausencia de atención médica de calidad, la cancelación de programas de apoyo prehospitalario, la desaparición del Seguro Popular y el desabasto de medicinas afectaron a más de 20 millones de mexicanos, lo cual permite suponer que el mexicano de a pie no irá con una sonrisa de oreja a oreja a sufragar por Morena.   

Más de un millón de víctimas, directas e indirectas, que han dejado en el país las altísimas cifras de homicidios dolosos, los delitos de desaparición forzada, los desplazados por la violencia criminal en los pueblos de México, los miles de feminicidios y los más de 13 mil niños asesinados por la delincuencia organizada, seguro no provocarán un éxtasis de júbilo y entusiasmo en los sobrevivientes, para ir a las urnas a lamerse las heridas y a rendirle pleitesía a sus verdugos.

Ayer martes, el diario estadounidense Financial Times aborda, a plana entera, la oscura y sospechosa relación del inquilino de Palacio con los cárteles de la droga, para insinuar que el gobierno de la 4T está bajo la lupa de la DEA, pues ha dejado a los mexicanos a merced de la violencia criminal en todo el país.

Los colectivos de madres buscadoras, que multiplican su activismo en el país sin la comprensión ni el apoyo gubernamental, y cuya función debería ser realizada por el Estado mexicano, tampoco irán corriendo a votar por las siglas que las dejaron solas en su dolor.

Los temas que han empinado a México bajo el obradorato son muchos, pero dos podrían terminar de empinarlo aún más, en la eventualidad de que la ´candicalca´ de Palacio sea impuesta en las urnas: uno sería ingresar a una dictadura populista sin alma, de la que no habría retorno en 30 o en 40 años; el otro sería el establecimiento de una narcodictadura encubierta, del estilo de las que tienen sometidos a los pueblos de Cuba, Venezuela y Nicaragüa.     

En materia económica, el desempleo y la pobreza han crecido entre los mexicanos, al tiempo que la deuda pública soberana se ha incrementado en billones de pesos, lo cual hace prever que un pueblo de sueños truncos y corazones rotos irá a las urnas el próximo 2 de junio, a decidir si quiere un México de primera o un país de cuarta.

Este que vemos y nos duele, es el país que ha forjado en casi seis años de gobierno la necedad ignorante de un hombre que no ha sabido valorar al pueblo de México.

Por todo esto, Morena tiene los días contados en el ejercicio del poder en México.

Pisapapeles

Escribió Octavio Paz: “No hay nada más peligroso que un lobo suelto”.

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*Leopoldo González. Es abogado. Consultor jurídico y político. Asesor Parlamentario y de Gobierno. Ensayista, narrador y poeta. Autor, coordinador y compilador de nueve libros de ensayo y poesía. Profesor de Ciencia Política comparada en el Instituto de Administración Pública del Estado de Michoacán (IAPMI). Analista político y en temas de economía y finanzas públicas. Director de la revista Letra Franca 2012-2019.

Correo para una comunicación directa: leglezquin@yahoo.com

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