Por BORIS GONZÁLEZ CEJA*
En los consultorios psicológicos escuchamos muchas veces la posición en la que se tiene a las mujeres, atendemos a hombres que ejercen violencia contra ellos, contra su familia y contra las mujeres, y también escuchamos las canciones y videos que generan imaginarios sobre lo que una mujer puede hacer y lo que no, cosificando su existencia a una dependencia de decisiones de los hombres, a ser supuestamente niñas bien, según la expresión callejera.
En ocasiones he escuchado a padres (hombres) hablar sobre la formación de sus hijas (mujeres), y me parece que la tendencia de hacer pasar a las niñas bien educadas en la casa como mujeres ingenuas, y por lo tanto vulnerables, es un error; al contrario, las niñas que han tenido el acompañamiento de un padre hombre en su casa tienen condiciones de ventaja para con sus parejas, suelen ser mujeres exitosas, fuertes, que no se conforman con cualquiera porque conocen el simbolismo de la autoridad.
Teniendo en cuenta que México es el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual de menores, y el 90 % de esos casos se dan en el entorno familiar, tenemos mucho que discutir sobre las figuras de autoridad que están educando y cuidando a nuestra niñez, sobre todo en lo que he definido como la cultura del abuso (OCDE). Lo que tambien queda claro es el fracazo de las políticas públicas para el avance de las mujeres, que benefician con miles de millones de pesos a sus amigos e incondicionales, mientras sigue avanzando el problema de la violencia de género.
En El sí de las niñas, Fernández de Moratín nos brinda un retrato de la formación en la cultura del abuso, por medio de la educación en la casa y en la calle contemporánea. Para el escritor español, esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones; las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad y el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se les permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo mandan, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo. Puede entenderse que lo anterior es una obra de teatro que esta siendo ironica y muestra el lado grotesco de la educación de muchas niñas, donde el sí de las niñas no es de ellas, con miles de niñas pariendo hoy supuestamente por amor, cuando se trata de una violación simulada.
Como puede observarse, la educación en la casa explicada en esa obra es una actividad cotidiana que se repite en las casas, ocultando pasiones en vez de ponerlas en lenguaje, callando y mintiendo, y que su voluntad será la de sus parejas como gobernantes de su casa. Esconder la sexualidad es otra de las falacias que se dicen atender por los padres, familias y escuelas, con la hipocrecía a flor de piel.
Temor, astucia y el silencio de un esclavo es lo que le depara a la mujer en muchas casas, aun en nuestra época, distinta al año 1806, donde se representó por primera vez esa obra del escritor español.
La responsabilidad familiar es fundamental, y tiene que ver con lo que se permite decir y lo que no se permite en la casa, las formas de castigo que van hasta los hechos de maldad, donde algunos padres no distinguen entre crueldad o frustración; las personas que suman se han formado en contextos complejos donde el perdón y darle su lugar a las cosas tiene prioridades, donde los valores vinculantes como la generosidad y la libertad se conocen y se práctican.
Para los padres no tendría que ser un reto la educación de sus hijas sino existiera la prevalencia de violencia en las calles y en las escuelas, por lo que darle respaldo profesional de psicología a los padres es hoy una prioridad, con escuelas para padres, con consejería profesional, con servicios de atención virtual para quienes tienen dudas sobre la paternidad y la crianza positiva. Urge una Ley de Crianza Positiva, aunque los diputados sigan en campaña permanente.
Siempre hay que tener presente que la violencia es un fenómeno complejo que requiere medidas complejas, con la participación de psicólogos que conozcan sobre la dinámica de la formación de la violencia, y que las mujeres tienen derechos y obligaciones como es igual con hombres, con una necesaria modificación de las pautas de crianza en las familias para las niñas.
Causas y azares…
- Las arbitrariedades siguen en el IMSS Bienestar: hay Estados donde existe una real basificación del personal, y hay otros donde se está especulando nuevamente, se ocultan los procesos y no se hacen públicos, en detrimento del erario público y de la atención a la población.
Hasta la próxima, que yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos.
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* Boris González Ceja. Es licenciado en Psicología y Maestro Educación y Docencia por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Experto en proyectos de salud mental para resultados y fortalecimiento de equipos de especialistas en psicología en temas de violaciones graves de derechos humanos. Consultor de organismos nacionales como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e internacionales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ). Notoriedad por excelentes estudios de psicología, investigaciones para leyes y por resolver problemas acuciantes a nivel internacional desde la ciencia.