Por BORIS GONZÁLEZ CEJA*
En México más de 300 mil psicólogos ejercemos la profesión en sus diversas especialidades como neuropsicólogos, psicoanalistas, psicólogos Gestalt, humanistas, aplicando conocimientos en áreas como la educación, social o clínica, fomentando el bienestar de las personas y sus comunidades.
Los psicólogos son una fuerza de trabajo productiva que ayuda para sacar adelante a miles de personas diariamente, además de que tenemos una amplia gama de psicólogos de la más alta calidad profesional en nuestro país, abonando a la política de bienestar que busca hacer efectivos los derechos de las personas, combatir la desigualdad y erradicar la pobreza.
Desgraciadamente se viven algunas políticas públicas de salud mental a discrecionalidad del poder, sobre todo por la asignación de dedazo de los puestos directivos en la función pública, y las personas siguen haciendo gastos de bosillo honerosos por la falta de servicios de salud confiables, mientras que las y los psicólogos que laboran para el gobierno, padecen abusos con precarización laboral.
Si Usted recibe atención psicológica pública, usted es afortunado porque cientos de miles de personas no la encuentran, o tienen citas meses después y también les cobran en los servicios públicos, no son gratis, a menos que sea con practicantes o con gente sin escrupulos que oferta engaños. Desgraciadamente en México los profesionales de la salud mental no tienen un trato digno de acuerdo a su labor social, son precarizados en su trabajo en la esfera pública, padecen tratos diferenciados entre profesionales que hacen trabajos iguales: por ejemplo, en el país cerramos con cerca de 950 psicologos federales con base laboral, con Estados que tienen 8 psicologos de base federal, y cerca del 90 % se encuentra sin prestaciones laborales completas.
El recurso más importante para la atención de la salud mental de la población es un psicólogo bien capacitado, accesible y oportuno para la atención de las personas; pero existen comunidades que están siendo engañadas por charlatanes sin formación profesional y contratados sólo por ser parientes de los directivos de salud en turno, sin concursos de oposición públicos, lo que puede tener graves consecuencias en la vida de las personas, en su trabajo y en su familia.
Hay que decirlo, existen grandes psicólogos que todos los días hacen esfuerzos para atender con calidad y calidez a la población ¿y que creen? Son maltratados por sus empleadores, con condiciones desiguales entre unos y otros: para las autoridades hay psicólogos de primera (sus familiares y amigos) y de segunda (todos los demás).
Aunque hay psicólogos que llevan más de 10 años trabajando de manera continua e ininterrumpida, la promesa de que se basificarían a todos los eventuales no se ha cumplido, además de que la corrupción en los servicios de salud se ha profundizado.
Le hemos pedido a los legisladores (a todas y todos) que intervengan y que hagan una Ley de Salud Mental para poner orden en el caos que se genera en ese sector; que ejerzan los cientos de miles de pesos que tienen para hacer un trabajo legislativo en la materia, y nos han dicho (quienes contestan) que presentemos una iniciativa y que ellos la respaldan, lo que significa que ellos se seguirán robando el presupuesto y que nosotros trabajemos lo que ellos tienen obligación de hacer, vaya usted a saber.
Los psicólogos del bienestar son los profesionales que a pesar de seguir trabajando en la pandemia arriesgando su vida y la de su familia, de atender a cientos de miles de personas de manera profesional, de generar soluciones reales para la vida en sus comunidades, siguen descuidados.
La mayoría de los psicólogos del sector público realizan atenciones individuales en espacios que no están acondicionados, tales como espacios sin privacidad, bodegas o en cuartos de residuos, con falta de insumos propios de la tarea psicológica como pruebas psicométricas, papelería o espacios grupales, pero me han compartido colegas que han visto como se facturan hoy equipos y materiales que nunca llegan a las oficinas, o se cobran servicios sin transparentar a dónde van a parar los recursos.
Dicho en otras palabras; los psicólogos en México ponen de su bolsillo para atender a la población, mientras los políticos saquean los contados recursos destinados a la salud mental y la ayuda no llega a la población vulnerable.
Causas y azares…
-La falta de concursos de oposición en los servicios de salud siguen fomentando la corrupción con amiguismo y administración corrupta de los recursos, que no llegan al pueblo.
-Vamos a cerrar el año con suicidios al alza, cientos de personas no encuentran atención profesional, donde los policías siguen sin ser capacitados por sus directivos y los municipios siguen simulando, resaltando San Miguel de Allende, Chalco y Morelia.
Hasta la próxima, que soñar es esencial, puede ser la única cosa real que exista.
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• Boris González Ceja. Es licenciado en Psicología y Maestro Educación y Docencia por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Experto en proyectos de salud mental para resultados y fortalecimiento de equipos de especialistas en psicología en temas de violaciones graves de derechos humanos. Consultor de organismos nacionales como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e internacionales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ). Notoriedad por excelentes estudios de psicología, investigaciones para leyes y por resolver problemas acuciantes a nivel internacional desde la ciencia.