Mi nombre es Boris González Ceja, papá de un hermoso adolescente y una creativa niña, soy psicólogo y Secretario General de la Asociación Mexicana de Psicología y Desarrollo Comunitario.
En lo personal, nunca pensé en los cambios que hay después de ser papá (y creo que nadie se lo pregunta), ni tampoco en un antes o después de la paternidad, pero pensándole un poco, es bueno conectar con esa persona que era antes de entrar en la heroíca función social de ser padre, considerando la personalidad aguerrida, irreverente y aventurera de ese entonces en mi vida, y cómo se actualiza con la paternidad, ahora con otras responsabilidades adyacentes, la experiencia adquirida y lo que se piensa en la comunidad sobre el hecho de ser padre.
De hecho, muchas personas nunca se han preguntado por quienes eran y que son ahora durante sus procesos de crianza, viviendo como dicen en mi rancho “de a muertito”, mientras que a otras personas nos cambia la personalidad y la vida el ser padres, tanto psicológica, como en nuestro proyecto de vida; a otras el físico les cambia notoriamente (casi ninguno pasamos desapercibido), a otros la autopercepción se les modifica. Y es que en psicología a algunas personas el ser padre les ha dado responsabilidad para asumir la vida con valor y energia, a otros les vuelve cobardes y saca lo peor de ellos como personas.
Las ideas que comparto coinciden con padres y madres que tienen hijos con discapacidad física o psicosocial, necesidades especiales o diferentes, superdotados o “normales”, siempre poniendo en el centro de su vida a sus hijos y olvidando muchas veces su salud mental –no siempre, pero pasa. Y es que la paternidad desgraciadamente en México implica estar mal para algunas personas, “mientras mis hijos estén bien”.
En retrospectiva, y pensando en la importancia de pensar en tener o no tener un hijo, antes de tener a una persona bajo nuestra responsabilidad, la vida personal puede llegar a ser muy distinta sobre todo por las libertades y los descansos que se tienen, sin preocupaciones y con una información distinta que la experiencia nos da. A algunos la paternidad nos ha llenado de dichas porque asumimos que es un sacrificio (en su sentido de santo oficio), pero para otros se colman de miseria (por su vida narcisista y pueril), sobre todo con personas que nunca han tenido el carácter para dividir su ser con el Otro, que es un hijo.
Hoy en día, cada vez hay más personas que optan por no tener hijos, sobre todo por la incertidumbre que sienten ante la responsabilidad de ser padres, por la economía, porque saben del abandono en los cuidados que sufrieron como hijos, mientras que algunos otros disfrutan de una vida más solitaria y no quieren comprometerse con la crianza, algo en lo que tienen mucha razón.
No obstante, ser padre es una experiencia única que sólo se comprende cuando se atraviesa. Se dice que con sólo tener hijos no nos convierte automáticamente en padres, de la misma manera en que tener un piano no nos convierte en pianista. La verdadera paternidad requiere un compromiso emocional y una dedicación continua que van más allá de la existencia física de los hijos. La paternidad es una función difícil y gratificante que necesita dedicación, paciencia y abnegación (palabra que muchos no conocen ni su significado, menos su práctica). Es un viaje que dura toda la vida y requiere aprendizaje y crecimiento continuos, implica fracasos, satisfacciones y retos.
Los padres sí importan, y todos los días en https://linktr.ee/psicologiaparati brindamos información sobre la paternidad, que puede llegar a incluir cómo responder en tiempo y adecuadamente, establecer normas que pueden guiar a sus hijos hacia elecciones responsables y resultados positivos, prevenir problemas que sabemos como adultos responsables van a suceder, aconsejar sobre el proyecto de vida de los otros, entre otros.
Es fundamental que se incluya el principio de que no hay padres perfectos, todos sufrimos la incertidumbre por igual, tanto los que tienen doctorado como los analfabetos, la clave es la dedicación que se tenga para la crianza, el respeto que se tenga con ellos y las formas en las que se expresa la capacidad de perdonar.
La paternidad a algunas personas nos cayó excelente del cielo, mejorando nuestra existencia y bendiciendo nuestro camino para bien; algunas personas más vale que nunca hubieran tenido hijos, y siempre es buen tiempo para reparar sus daños ¿tú cómo eras antes de ser padre?
Causas y azares…
- Esperamos que esta nueva etapa del Gobierno Federal en México sea de exitos para todas y todos, y que las tonterias del pasado se aprendan para no repetirse; que no se tome como una afrenta observar el error.
- Las políticas de Salud Mental requieren revisarse de manera social, sino como hasta hoy serán buenas ideas de un iluminado.
Hasta la próxima, que la paternidad es un acto de fe.
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• Boris González Ceja. Es licenciado en Psicología y Maestro Educación y Docencia por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Experto en proyectos de salud mental para resultados y fortalecimiento de equipos de especialistas en psicología en temas de violaciones graves de derechos humanos. Consultor de organismos nacionales como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e internacionales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ). Notoriedad por excelentes estudios de psicología, investigaciones para leyes y por resolver problemas acuciantes a nivel internacional desde la ciencia.
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