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Sentencian a Diego Urik a 50 años de cárcel por feminicidio de Jessica González Villaseñor

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Por ANA MARÍA CANO

Morelia, Michoacán.-Diego Urik Mañón Melgoza recibió la pena máxima de 50 años tras las rejas por haberle arrebatado la vida de manera brutal a Jessica González Villaseñor el pasado 21 de septiembre del 2020.

El feminicida hizo la petición de escuchar su sentencia vía zoom desde su celda donde lleva, hasta hoy, prisión preventiva, ya que no quiso estar presente físicamente en la sala de oralidad donde el juez Ariel Montoya dictó la sentencia.

Hay que destacar que la Fiscalía General de Michoacán (FGE) solicitó para Diego Urik Mañón Melgoza una sentencia de 50 años de cárcel, además de que por reparación del daño, pague a la familia de Jessica González Villaseñor  1 millón 981 mil pesos, más otra cantidad que se derive de la atención psicológica a los familiares de la víctima.

Fue en la sala de oralidad número 16, anexa al Cereso  Mil Cumbres, donde cerca de las 15:00 horas de este día se dio la sentencia y donde se reunieron mujeres de diversos colectivos para dar apoyo a los familiares directos de Jessy y quienes entre fuertes gritos exigieron la pena máxima al feminicida.

Al dictar la sentencia se da fin a la “Causa penal 1404/2020 feminicidio caso Jessica” que duró 2 años y en el cual se dieron 120 pruebas que incriminaron de manera directa a Diego en la muerte de la joven maestra quien sólo tenía 21 años.

El padre de Diego, quien en varias ocasiones fue sacado de las audiencias por conductas irrespetuosas, ha manifestado que apelará en instancias federales, ya que gastó mucho dinero en los 15 abogados que le puso a su hijo en busca de su libertad.

Durante estos 2 años fueron muchos los sentimientos encontrados y una gran indignación que se vivieron durante el desfile de testigos donde se escuchó el tipo de amigo y persona que es Diego quien se dirigía a las mujeres como “perras y putas”, así le habló a Jessy un día que ella le reclamó por qué llamaba a otras mujeres frente a ella, y él le respondió “tú solo eres mi puta”, según testimonio de la mejor amiga de Jessy.

Como olvidar cuando testificó uno de los amigos de Diego, quien dijo que después de enterarse de lo que hizo le preguntó por qué mejor no mató un perro, a lo que éste le contestó: “No. ¡Pobrecito!”.

Un testimonio más que causó indignación entre los asistentes al juicio oral, fue cuando un perito fiscal dijo que Jessy murió por 31 fuertes golpes propinados salvajemente en su pequeño y delgado cuerpo que recibió antes de morir y que vivió una lenta agonía sintiendo dolor.

Este testimonio, al igual que en el que se escuchó que el hacha que traía Diego en su coche era para descuartizar el cuerpo de Jessy, derrumbaron a su madre, Verónica Villaseñor, quien siempre estuvo presente escuchando cómo fueron los últimos momentos de vida de su hija.

Diego, a decir del testimonio de uno de sus amigos, al olvidar tirar la bolsa de Jessy el día que la asesinó, esculcó entre ella y sacó 200 pesos, los cuales, gastó en un casino al que se dirigió a jugar junto a sus amigos horas después de darle muerte a Jessy y tirar su cuerpo en una zona boscosa del fraccionamiento Monarca.

Desde la desaparición y muerte de Jessy, la sociedad moreliana y su familia se volcó buscando justicia para ella.

Su madre, la señora Verónica, tuvo que luchar contra lo que llamó “leyes estúpidas” y evidenció un sistema jurídico lleno de lagunas y vacíos legales que buscó privilegiar los derechos de un homicida, el de su hija.

Hoy, Diego, termina con su esperanza de salir libre, así como con sus sueños y un futuro; termina con la vida de sus padres y de verlo realizar sus sueños, pero también terminó con la familia de Jessy, todo terminó, desde el momento que acabó con la vida de una joven maestra de 21 años quien también tenía sueños y mucho por qué vivir y que pretendía cambiar las cosas a través de sus pequeños alumnos, quienes también lloraron su muerte.

“Hasta aquí llegó un juicio que no tenía por qué haber tardado tanto cuando se tenían más de 120 pruebas que incriminaban a Diego. Pero ninguna sentencia será suficiente para quitarme el dolor de haber perdido a mi hija, pero al menos podemos decir que se le hizo justicia”.

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