Por ANA MARÍA CANO
Morelia, Michoacán.- Como cada año desde hace 13, Salvador Díaz Serrano, vino a depositar una rosa blanca en memoria de su esposa quien murió ese día conocido como el de los granadazos.
Con una mirada triste y las lágrimas en sus ojos, con voz entrecortada dice que ese día vinieron a escuchar el Grito, sin imaginar lo que iban a vivir.
Dice que gracias a su esposa, él vive, pues la tenía adelante de su cuerpo, por lo que le sirvió de escudo.
Sin embargo, él y sus hijos salieron afectados, aún tienen las esquirlas de las granadas que los alcanzaron en sus cuerpos.
“Perdí a mi esposa, nunca se me olvidará ese momento, es muy doloroso recordar esos momentos, la perdí, y con ella perdí la alegría, nos quedan las huellas por siempre que nos quebraron por dentro y por fuera”.
Con una rosa en sus manos, dijo que mientras esté con vida vendrá cada año al evento luctuoso que realizan las autoridades, y con ello no se olvida lo vivido.
“Fue un día muy triste que me cortó y cambio mi vida, no solo para mis hijos y para mí, sino para toda la familia, nos quebramos todos”.