Por Arturo García Gaytán.
El heredero. Ya de por sí estaba convulso el escenario para los priistas michoacanos, tanto, que, trabajaron si dirigente, operaban con un encargado del despacho enviado por el CEN del PRI, lo mismo paso con sus dirigencias estatales de sectores, no ha habido cambios.
Se supo, que no querían que se contaminaran los sectores ni se cuestionara el origen de los dirigentes y al parecer esto no es suficiente para que el grupo de Reyna levante la voz e intimide, amenace y hostigue al resto de sus correligionarios si pretenden acaso, ignorarlos y dejarlos fuera de todo espacio imaginable, la voz fue de José Jesús Sierra Arias, el heredero.
En este espacio dimos cuenta de la reunión que hace dos semanas tuvieron en Los Pinos, donde se establecieron líneas directas de acción para quedarse con la estructura del partido y sectores y presionar así, o sea, forzar, a que las demás corrientes se alineen sin chistar, como si José Jesús Reyna García estuviera presente.
Sierra Arias, con su tradicional tono de voz, sereno, conciliador, dijo que si no son convidados se verán en la necesidad de buscar espacios de representación popular por otras vías, no precisó cuáles, dio a entender que su grupo era de tal importancia que sin ellos, el PRI en Michoacán, no es nada.
Lo que omite considerar el secretario de educación en el estado es que es precisamente su grupo el que está bajo la lupa de la justicia federal, que sus integrantes están siendo declarados y procesados penalmente, de tal suerte que son blanco de críticas y desprestigio, vamos, es fecha en que no se esclarece nada del ataque al vehículo asignado a Sierra.
Luego, no se entiende el golpeteo hermano entre priístas, pues que se sepa, Reyna no es cabeza de grupo, es operador y responde a los intereses de otro personaje al que llaman el León Viejo.
Entre Reyna, Sierra y el de San Lucas, tienen un catalizador común: Emilio Chuayfet Chemor, con quien han trabajado y hecho carrera política en diferentes épocas y tiempos, entonces, es que uno no se explica cómo entre mismos miembros del Grupo Atlacomulco se ponen zancadillas.
Los tiempos nuevos que vivimos están plagados de cambios en la forma y en el fondo, los gobernantes optan por un nuevo lenguaje que lejos de esclarecer sus intenciones y acciones, confunden, perturban, la dialéctica del poder no concuerda con la realidad que nos agobia.
Se declaró a los medios masivos locales y nacionales que se desarmaría a los grupos de autodefensas, que se sepa, el prefijo des significa negación o sentido contrario, por lo que se entendió que los comunitarios entregarían las armas que nunca supimos cómo y con quién adquirieron.
Y no fue así, al final, llegada la fecha fatal del 10 de Mayo supimos que auto defensas michoacanos, en su mayoría, registraron ante las autoridades federales sus armas, vamos, fue un censo y no un desarme, lo cual es algo así como dejar las cosas igual que como estaban salvo que ahora se sabe el paradero de algunas armas.
Y no es para menos esta breve reflexión, pues si el gobierno federal contabilizó 6 mil y tantas y consideramos las que no se llevaron a registrar, más las que están en poder de comunitarios rebeldes y las que porta y usan el crimen organizado, vaya, es para que los pelos de la nuca se le ericen a cualquiera. Y no es dialéctica, que conste.
Vaya, alguien que desayunó bastante colesterol y se atrevió a señalar la danza millonaria que se convirtió en la caja chica de Cuauhtémoc Cárdenas Batel, y la mariguanada de Teatro Matamoros, pues es un secreto a voces que los dineros ahí gastados han servido para todo, menos para su propósito.
La situación económica en Michoacán y Morelia es grave, la economía se encuentra empantanada como para seguir alimentando un proyecto que si bien era bueno en papel, en la realidad es una carga que muchos no estamos dispuestos a llevar, de mantener un zángano que no es de la familia, mejor a uno que sí lo es.
El pasado domingo quienes transitamos por la esquina de Corregidora y Quintana Roo, pudimos presenciar un evento sin igual, la manifestación de un ente prepotente y amargado que creyendo que sus amigos aún ostentan el poder político, retó y enfrentó a la autoridad que, dicho sea de paso, se comportó a la altura.
Auto compacto blanco de marca alemana, no supe bien si no llevaba puesto el cinturón de seguridad o iba hablando por celular, el motociclista amablemente lo invitó a detenerse, le requirió sus documentos, y de pronto se bajó del automotor, comenzó a manotear y a gritarle al oficial, quien lo reconvino a mantenerse tranquilo.
No le bastó y tuvo que ser esposado y sometido, mientras esperaba la patrulla pasaron un par de jovenzuelos que detuvieron a hablar con él, los contaminó, pues los mozalbetes comenzaron a agredir verbalmente al motociclista y tuvieron que ser sometidos y esposados, de ese tamaño se las gasta Armando Sánchez Murillo, quien fuera secretario del ayuntamiento capitalino y luego director del centro de mediación, ambas ocasiones de la mano de López Orduña.
Vaya tela de infeliz, el diablo con vestido azul.
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