La Página/Redacción
Morelia, Michoacán.-Una de las principales áreas y de vital importancia en el Parque Zoológico “Benito Juárez” es la dedicada a la Etología, ciencia que estudia el comportamiento de los animales, así como las características evolutivas de cada especie, por ejemplo elementos de supervivencia y continuidad.
El biólogo José Eduardo Macías Núñez, responsable del área, explicó que la Etología viene de la raíz griega Ethos, que significa costumbre, y se sirve de los conocimientos en Ecología, Evolución, Psicología comparada, entre otras ciencias; dicha disciplina se divide a su vez en el estudio de los especies silvestres y cautivas.
Considerando el comportamiento animal, se obtienen datos sobre la expresión de sus esfuerzos para adaptarse o ajustarse a distintas condiciones externas o internas, por ejemplo, la hibernación de los osos, cuando llega el invierno o las bajas temperaturas, así como el comienzo de la época de apareamiento en primavera.
Dicho comportamiento es usado como un parámetro necesario para procurar el bienestar de los ejemplares, tomando en cuenta sus necesidades básicas para conocer si las condiciones en las que viven y se desarrollan son óptimas.
En cautiverio, las condiciones naturales para que un animal o especie evolucione, ya no están presentes, debido a la intervención humana, por eso es importante manejar el estrés producido y el hábitat de la especie o especies con las que se trabaja.
El Zoológico de Morelia, realiza diversas acciones para que los ambientes de animales cautivos sean los mejores.
José Macías explicó que para ello, las dinámicas que diariamente se realizan en este sentido, tienen que ver con la alimentación, el espacio, y las oportunidades de juego, que pueden ser cambiados basándose en las necesidades.
“En el Zoológico de Morelia tratamos de promover el bienestar animal por medio de diversos distractores, como: ambiental, introduciendo al albergue plantas, hamacas o troncos; alimenticio, variando la forma con se presenta la comida, por
Ejemplo, dentro de hielos, colgada o escondida; social, para promover la interacción; ocupacional, con el uso de cajas, pelotas o piñatas de papel maché; y sensitivo, considerando olores y sonidos, y acciones en las que se utiliza el tacto, como en el caso de los primates, explicó.
Otra técnica de enriquecimiento es la Interacción Humano-Animal, que puede aumentar el bienestar animal es habituar el contacto con los humanos o condicionar a un animal para incrementar su actividad física y mental.
Además se acostumbra a los huéspedes a diferentes manejos, como pueden ser el transporte, algún procedimiento veterinario, el permitir que aprendan a tolerar un estímulo desagradable o una situación que les causa estrés, así como disminuir los métodos de contención física o química, como el uso de anestésicos.
Para la observación se realizan monitoreos Ad libitum (observación durante una hora por especie), sin distractor, para observar el comportamiento cotidiano por especie e individuo y con etogramas para especies prioritarias.
Algunos de los beneficios que obtienen los ejemplares son: la mejoría de calidad de vida, disminuye el estrés por encierro, propician una mejor interacción social entre individuos de especies gremiales, aumenta su actividad diaria y diversidad de comportamientos, propicia la reproducción, reduce la frecuencia de comportamientos anormales y movimientos estereotipados.
El especialista exhortó a los visitantes a atestiguar esta labor, los fines de semana a las 13:00 horas, en el albergue de la osa polar Yupik; o con el rinoceronte blanco a la 13:30 horas cuando se realiza una interacción Humano-Animal; al igual que se realiza con las cacatúas y guacamayas a las 14:00 horas, todos los días de la semana.