La Página
Por BRISIA SÁNCHEZ GARCÍA
El Día de la Candelaria se conmemora el día 2 de febrero de cada año. Es una celebración que, de acuerdo con la religión católica, representa la purificación de la Virgen María, 40 días después del parto, y la presentación del niño Jesús en la Iglesia.
Cuenta San Lucas en su evangelio, que cuando María y su recién nacido hijo Jesús entraron al templo, el sabio Simeón, lo tomó en sus brazos y lo bendijo diciendo que -él sería la luz que iluminaría a los gentiles y que sería la gloria de Israel-.
De ahí viene que el 2 de febrero, 40 días después del nacimiento de Jesús, se festeje el día de la Candelaria. El nombre proviene de las “candelas o velas” que representan la luz de Cristo, proclamada por Simeón.
El festejo tiene su comienzo el 6 de enero cuando la familia y los amigos se reúnen para partir una deliciosa Rosca de Reyes que en su interior tiene uno o más “niñitos”, se dice que el “niño” se oculta dentro de la rosca porque representa al niño Jesús cuando se “escondió de los soldados que querían matarlo”, y la persona que lo encontró en su rebanada, se convierte en su “padrino o madrina”, lo que quiere decir que adquiere el compromiso de cuidarlo y representarlo, pero también de hacer una cena con tamales, el 2 de febrero.
Pero, la tradición de los “niños dioses” va mucho más allá, que recordar el hecho histórico y ofrecer tamales a los invitados. Muchas familias visten elegantemente niños dioses que han pertenecido a sus familias durante muchas generaciones y el 2 de febrero los llevan a la iglesia para que el sacerdote los bendiga.
El niño, es vestido a todo lujo, depositado en una canasta con flores o sentado en un trono y después de la misa de bendición, se reúne con los familiares y amigos para celebrar el acontecimiento con tamales y atole.