Por JUAN ADOLFO MONTIEL*
La democracia se considera como una buena forma o manera de poder resolver los conflictos de una manera civilizada. Y la paz es un pilar dentro de la democracia. Es decir, si no encontramos paz, tendríamos, a lo mejor, una democracia frágil y no una democracia fuerte para poder resolver las diferencias sin el uso de la violencia.
La democracia es garante para mantener la paz, la tranquilidad y la seguridad. Sin embargo, la paz es un pilar dentro de la democracia, porque una democracia sin paz, sería democracia frágil.
Por ello, tenemos que aquilatar estos dos conceptos o figuras dentro de una sociedad. Han sido varios los autores en la historia de la humanidad que han realizado esa reflexión y han establecido la necesidad de una sociedad en paz -hacia el exterior pero también hacia el interior-, como una arena fértil donde se puede desarrollar una democracia fuerte, robusta, con bases sólidas donde se puedan plantear los problemas y atenderlos de manera civilizada, y donde las diferencias puedan encontrar la manera de lograr coincidencias.
Es por ello que hoy, como sociedad, tenemos que pedir y exigir, desde la trinchera en la que nos encontremos, que todas y todos abonemos por una sociedad en paz, una sociedad en paz como pilar de una democracia.
Como advirtió Jorge Orlando Melo “No se llegará a la paz desvalorizando a la democracia”.
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*Juan Adolfo Montiel Hernández. Es licenciado en Derecho por la UNAM; Maestro en Ciencia Política por la UVAQ. Doctorante en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por el Instituto Iberoamericano de Derecho Electoral. Profesor en diversas universidades de Michoacán. Su experiencia laboral la ha desarrollado en el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán, el Instituto Nacional Electoral y en el Tribunal Electoral del Distrito Federal. Actualmente en consejero en el Instituto Electoral de Michoacán (IEM).
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