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CRÓNICA. De la riqueza y esplendor…al abandono…a la pobreza, Desaparece el Lago de Pátzcuaro

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Por VERÓNICA TORRES MEDRANO

Pátzcuaro, Michoacán.-¡Es domingo! El reloj marca las 10:30 am. Llegar a lo que algún día fue el impresionante Lago de Pátzcuaro, hoy día se convierte en tristeza. Su espejo de agua ya está quebrado.

El reflejo desaparece y su lugar lo ocupan grandes costras de tierra. Un poco de lodo sostiene algunas canoas y embarcaciones encalladas.

Desde Morelia el viaje puede ser de una hora en coche y poco más de la hora en autobús, Pátzcuaro es uno de los municipios más emblemáticos de Michoacán por su arquitectura y características coloniales. Sus islas Janitzio, Urandén, Pacanda, Tecuén, Jarácuaro y Yunuén,  son históricas  por sus tradiciones y costumbres, las cuales persisten y es precisamente el lago el que impulsa la economía en el municipio.

Sin embargo, el cambio de uso de suelo y la tala ilegal para la instalación de huertas de aguacate y berries, el huachicol de agua y el calor, han llevado al Lago de Pátzcuaro a la peor sequía en su historia.

Son las 7:15 de la mañana, una pareja se alista para tomar el camión en la Terminal de Autobuses de Morelia (TAM); la salida era a las 7:30 horas.

Un problema mecánico conllevó a buscar otra salida, 10 minutos después corrían al autobús que los llevaría a Pátzcuaro.

Veinte minutos de espera en Xangari, ocasionó que la llegada a La Estación, en Pátzcuaro, fuera poco después de las 9:00 de la mañana, hora adecuada para desayunar.

Birria, tortas, quesadillas o tacos es lo que se ofrece en la entrada a Pátzcuaro; familias enteras acuden antes de sumergirse en la travesía de visitar alguna de las islas, principalmente Janitzio y Yunuén.

En coche o transporte público se puede llegar a los muelles que comunican con las islas. La pareja optó por ir a Urandén, participar en el domingo de Corpus y así, admirar el Lago desde las alturas.

En La Estación, combis pasan, 7 a 10 pesitos es el costo del pasaje en transporte público por persona, 60 pesos en taxi.

Pasaban las 10 de la mañana cuando abordaron la unidad. -¿Va al muelle de Urandén? -, se preguntó antes de subir; menos de 20 minutos fue del trayecto. ¡La realidad del majestuoso lago quedó lejos!

Unos cuantos visitantes, mostraron las consecuencias del cambio climático; un muelle que desapareció y lo que queda ya sólo es el riesgo de encallar. Aquí antes sólo se usaban canoas, pero por la crisis del lago y la económica, ya varias fueron vendidas. Parece que intentar atrapar el antes famoso pez blanco, ya sólo es derrota.

La pareja no podía creer lo que veía, pues ahora ya se puede bajar y caminar por donde antes corría agua. Una señora se ofrece a acompañarlos hasta la isla de Urandén.

En canoa, pensó la pareja. ¡Pero no fue así! Por la sequía que ya predomina en gran parte del Lago de Pátzcuaro, ya no es necesario usar embarcación alguna. ¡Se puede llegar caminando!

Rodeando lo que llegó a ser parte del Lago de Pátzcuaro y pasar por donde había cultivos, es parte del trayecto de 10 minutos caminando hasta llegar a un puente improvisado. – Solo no pisen las tablas rotas -, fue la recomendación para poder cruzar.

Los pies les temblaban a la pareja, el no mirar abajo resonó en sus cabezas, en cualquier momento podían perder el equilibrio y caer a lo que un día fue el lago, hoy sólo queda costra de tierra, un poco de lodo y charcos.

Para subir a la punta de la Isla hay corredores donde pasan carretillas con mandado y demás cosas que quieran subir, en unos hay escalones. La fiesta de Corpus era en la punta, donde se encuentra la cancha y la Iglesia.

La misa se ofició al mediodía, cohetitos sonaron desde temprano, pedir a Tata Dios lluvia y que haya agua en el Lago de Pátzcuaro fue la plegaria de los feligreses.

En la punta, es muestra clara de la pérdida del lago. Una selfie con el fondo del Lago de Pátzcuaro fue imposible, es ya más la sequía que la majestuosidad del manto.

Del Muelle de Urandén queda una parte para pasar en canoa, pero con el riesgo de quedarse en el camino y encallar, el lodo y las piedras dificultan su paso, pero es una parte viva del lago que también, se está acabando.

El regreso de la Isla al muelle es igual que la ida, a pie y pasando por el puente improvisado. El transporte público tarda hasta 20 minutos en pasar, el caminar hasta el entronque durante 10 minutos es opción para tomar otra ruta que te lleve cerca de los muelles General y San Pedrito.

En esta ocasión, la pareja optó por San Pedrito, donde autobuses y vehículos particulares se hicieron presentes. Los turistas disfrutaban de la vista, pero lamentaron la sequía del Lago.

Hay que recordar que durante por lo menos cinco décadas se han destinado millones de pesos de recursos municipales, estatales y federales para el rescate y preservación del Lago de Pátzcuaro, sin embargo, nunca se conocen avances o acciones concretas, y sin más administraciones acaban y no se sabe en qué se invirtió.

El pasar a Janitzio o a Yunuén es complicado, la misma gente de los embarcaderos lo cuenta. El no encallar es lo que buscan ante los bajos niveles de agua. Lirio y otras plantas que abundan en el lago se adueñan poco a poco, la orilla de los muelles muestra lo que un día fue riqueza.

Unos patos estuvieron en lo que era el embarcadero principal del Muelle San Pedrito antes de adentrarse a lo que queda del Lago de Pátzcuaro; bajar a la zona seca es posible, el agua se ha recorrido.

Entre los turistas se escucha el “cuchicheo” de la sequía del lago, otros más de la tardanza de cruzar del muelle a la Isla y viceversa, pero todos felices por visitar los lugares emblemáticos de Pátzcuaro.

La pareja se retiró del muelle antes de las 18:00 horas, tenían que ir a la Central y el paso por el Centro de Pátzcuaro era primero. A las 18:45 horas abordaron el autobús rumbo a Morelia, el viaje terminó con un mal sabor de boca al ver que el Lago de Pátzcuaro se está secando, se está muriendo. Pronto habrá nada.

FOTOS: VERÓNICA TORRES MEDRANO