Por OSCAR VÉLEZ RUIZ GAITÁN
Qué tal Estimad@s, muy buen día y deseo como siempre se encuentren bien, más allá del “paquete” de retos y de adversidades que continuamos viviendo, tales como: la pandemia (aunque ya hayan personas vacunadas no bajemos la guardia, sigamos cuidándonos y aplicando las medidas necesarias, pues recordemos que México es uno de los 10 países con más muertes y contagios por Covid19 del mundo), los extremos cambios del clima (olas de calor, lluvias atípicas, sequías, incendios, etc.), la crisis económica, política y social global (desempleo, reactivación económica insostenible, etc.), los altos niveles de contaminación en México y el mundo, y el contexto electoral actual a unos días de las elecciones en nuestro país, …. ¡¡¡Ojalá individual y colectivamente logremos enfrentarlos y superarlas!!!
Antes que nada y siendo sincero con Ustedes, me ha sido complicado saber cómo abordar el tema que nos ocupa, y no estoy seguro de que vayan a leer lo siguiente (pues sabemos que en México “no leemos mucho”), empero, no quise quedarme callado, pues la LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES UN DERECHO HUMANO UNIVERSAL y nada ni nadie nos lo pueden privar y/o coartar alrededor del Planeta, así que bueno, sin más rodeos, sigamos con la reflexión.
Honestamente, como Mexicano que soy orgullosamente, sí me preocupa, me entristece, me interesa, me alarma, la grave situación (no solo económica) que estamos viviendo en el país, derivada en gran medida del enfrentamiento permanente entre nuestros puntos de vista, opiniones encontradas y fanatismos político-ideológicos, que además de provocar desunión y pleitos intrafamiliares, están causando división, daños y enfrentamientos en la sociedad, y creo que nos están llevando a perder de vista que lo que importa no es el gobierno ni sus representantes, ni las elecciones, ni un candidato y/o un partido político, sino el Estado, nuestra Patria, y el rumbo o el destino al que encaminamos a la Nación Mexicana, lo que en verdad debiera unirnos más allá de nuestras semejanzas y diferencias, o sea, nuestro México lindo y Querido.

Desafortunadamente, la mayoría creemos “tener la razón” (más allá de nuestras opiniones bien fundamentadas), cuando en el fondo y en la realidad no hay verdad única ni razón absoluta. Lo que sí me da mucha risa es ver como cada quién hace su respectiva “propaganda” durante la jornada, intentando convencer (incluso desde los diferentes niveles de Gobierno, lo cual está prohibido por la veda electoral) de que votemos por X o Y, de una forma u otra, en lugar de “dejarnos ser”, o sea, de respetar entre Todxs la diversidad de opiniones, así como la libre elección.
Considero que no tenemos que ser politólogos, comunicólogos, escritores, analistas, juristas, ecónomos, etc., para darnos cuenta de la realidad que padece nuestra tierra mexicana, una pugna sin fin por el poder, una guerra sucia más profunda que nunca antes entre el gobierno, las y los candidatos y los partidos políticos que incluye hasta asesinatos de aquell@s que se están postulando, aunado a los choques entre las y los ciudadanos a favor y/o en contra de X o Y “bandera política”, cuestiones que cada vez nos hunden más, cuando reitero, ¡lo que debiera cooptarnos, unirnos, es nuestra nación!
Como desearía que la ciudadanía mexicana, en lugar de responder “por instinto o reacción” a las típicas preguntas de las encuestas: ¿cuál es tu partido, por quién vas a votar?, etc., pensáramos bien y pudiéramos responder: “MI PARTIDO ES MÉXICO y ejerceré mi derecho al voto por y en beneficio de mi país, y por quien genuina, íntegra, corresponsable, sensible, racional e incondicionalmente, gobierne a favor de la nación, sin poner y/o priorizar sus intereses particulares encima de la Patria Mexicana”. Espero este deseo (que anhelo sea compartido) no se quede en un mero sueño o una utopía.

Ahora, si bien reconozco, aplaudo y agradezco que cada vez seamos más las y los mexicanos que razonamos nuestro voto, incluso quienes decidimos anularlo (con nuestra razones fundamentadas), me sigue preocupando que seamos pocas las personas (o al menos eso percibo) que nos demos a la tarea de analizar e investigar a fondo, con objetividad e imparcialidad, tanto la trayectoria, las propuestas (realizables no guajiras) y el perfil de las y los candidatos, así como los logros, acciones propositivas y beneficios comunes de los partidos políticos que representan (más allá de su respectivo trabajo legislativo a lo largo de la historia), y que además hayan concretado todo lo que prometieron en sus campañas. Lo anterior, creo, nos brindaría más datos e información para pensar bien y mejor nuestro voto, pero desafortunadamente no siempre hay acceso a esta información o la que nos llega es muy limitada o sesgada, lo que nos limita a poder deducir aun mejor el voto, independiente de quienes ya sepan por quién votarán.
Paralelamente, me consterna que no Todxs demos seguimiento formal a su gestión en el periodo que quedan electos, y aunque muchos sí lo intentamos hacer, desgraciadamente los pocos mecanismos legales que existen para exigirles que cumplan sus promesas, que sean transparentes y que rindan cuentas, no es tan sencillo ejercerlos y/o hacerlos valer, y las partes involucradas suelen manipular la información, dar largas, o simplemente nunca dan respuesta a las solicitudes, y en ocasiones es peor, cuando cometen represalias contra aquellos que les pedimos que, como representantes del pueblo respondan a su mandato constitucional, y no lo hacen a pesar de que es su deber y obligación, aunque también es nuestro derecho, deber y obligación requerírselos, pues la DEMOCRACIA no empieza ni termina solo con ir a votar, va más allá de las elecciones, quede quien quede electo, y Todxs hemos de sumar, no de restar.
Es preocupante también que algunos medios de comunicación, a pesar de su rol e importancia clave como interlocutores entre el gobierno y la sociedad, incurran en hacer encuestas para saber por quiénes vamos a votar, sin dar tiempo suficiente para que investiguemos antes de emitir la respuesta y el “voto virtual”. OJO: no minimizo la importancia y la trascendencia de las encuestas, sé que tienen su fin incluso para señalar algunas tendencias (aunque todo se define el día de las elecciones), no obstante, creo que no invitan y/o motivan a que la ciudadanía se involucre más y de manera crítica, analítica y objetiva en todo el proceso previo a las elecciones, y no nada más respondamos X o Y encuesta por responder, creyendo que ‘haremos un contrapeso’, o que ‘respaldaremos a nuestro mejor postor’, o a ‘quien previamente le dimos nuestro voto de confianza’.

Comento lo anterior porque, muy seguidamente he visto ese tipo de encuestas (principalmente en redes sociales), y honestamente dudo que quienes votan hayan analizado intensamente su voto, incluso que conozcan a la persona por quien están votando, etc., y sinceramente, creo que eso no es útil para México ni para la DEMOCRACIA a la que creo Todxs aspiramos.
Complementariamente, me inquieta que en una “DEMOCRACIA” como la nuestra (¿acaso es una verdadera DEMOCRACIA?), y considerando las garantías individuales estipuladas en la Carta Magna: “tod@ ciudadan@ puede ser electo para algún cargo de representación popular”, cualquier persona pueda ser candidata, pues creo conlleva más riesgos y retos que beneficios a la larga, ya que quizá la persona electa no tenga conocimiento ni preparación alguna respecto al cargo que ejercerá y eso de entrada contravendrá los fines por los que fue electo. Es decir, por un lado no habrá garantía de que trabaje y cumpla lo que prometió, y por otro, que en verdad represente los intereses y las necesidades de la gente que deposito su confianza, y habrá dudas si ejercerá su cargo de una manera honorosa, respetable, leal, noble, congruente, etc., conforme la Constitución lo mandata, y para ejemplos (positivos y negativos) tenemos miles, pero entonces ¿por quién votamos?, ¿qué pasa con la formación, capacitación y/o preparación en la materia de las y los candidatos previa a las elecciones?, ¿qué nos espera en el contexto actual?, …
En fin, las cosas están candentes y muy polarizadas, polémicas y politizadas; sí, lo lamento mucho, pues la violencia, la imposición, la apatía, los prejuicios, la discriminación, etc., no ayudan en nada, pero creo que nos encontramos nuevamente ante una oportunidad única de cambio más allá de nuestras semejanzas y diferencias, por lo que “si buscamos y esperamos resultados diferentes, no hagamos lo mismo”, mejor pensemos muy bien nuestro ejercicio del voto sin perder de rumbo el presente y el futuro de la nación, pero no dejemos de votar y de hacer lo que nos compete luego de las elecciones, pues no votar puede ser peligroso, pero ejercer el voto puede hacer la diferencia, y nos puede conducir a una construcción y consolidación genuinas de la DEMOCRACIA. En definitiva, México requiere de Todxs, por lo que sería fortuito, significativo y enriquecedor, que luego del 6 de junio, quede quien quede, compartieran y/o empataran sus propuestas y sumaran esfuerzos para consolidarlas en beneficio de la Patria Mexicana.

