Redacción
Morelia, Michoacán, 25 de septiembre 2022.-Los símbolos en la vida política de México son muy claros y trascienden cualquier intento de ignorarlos. El nivel de éxito del gobernador en su informe se mide por el peso del representante presidencial en el mismo. Desde la presidencia, al momento que se define quién llevará la encomienda del ejecutivo federal, se manda un mensaje de simpatía, neutralidad o distancia al gobernador.
Al acto protocolario convocado por el Congreso del Estado para recibir el primer informe, Alfredo Ramírez Bedolla llegó sin el apoyo tangible del gobierno federal. Un año de gestión de la Cuarta Transformación en Michoacán que no llamó la atención de Andrés Manuel López Obrador que, de nueva cuenta, da la espalda a Ramírez y a los michoacanos.
Desde ahora, el “cuarto de guerra” del gobernador y sus asesores externos en temas de comunicación, preparan intrincadas machincuepas para que el desdén presidencial no haga mella en el decaído animo que acompaña a los morenistas locales. Para todos fue evidente la ausencia y la distancia de López Obrador que debilita, aún más a Ramírez que rema contracorriente.
