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ENTREVISTA. Michoacana de corazón y servidora pública de vocación, es Gabriela Molina Aguilar

La Página

Por VÍCTOR ARMANDO LÓPEZ

Morelia, Michoacán.-La historia de Gabriela Molina Aguilar es la de una mujer que ha hecho del servicio público su vocación y de la educación su misión fundamental.

Actual secretaria de Educación en el Estado de Michoacán, su trayectoria combina experiencia política, formación académica, sensibilidad social y un contacto cercano con la ciudadanía.

Con más de 25 años de trabajo ininterrumpido, su perfil refleja no solo los cargos que ha ocupado, sino la visión que ha construido sobre lo que significa gobernar y servir.

Entrevistada en el programa “Conexión” del portal informativo www.lapaginanoticias.com.mx dice ser originaria de Uruapan, pero registrada en Morelia.

Molina Aguilar se define como “michoacana de corazón”. Su infancia transcurrió en un ambiente abierto y comunitario, rodeada de libros, deportes y vida familiar. “Mi casa siempre tenía la puerta abierta; crecí en un entorno de socialización y mucha lectura, y desde pequeña fui muy curiosa, me encantaba platicar y aprender de la vida de la gente”, recuerda con emoción.

Esa mezcla de curiosidad y contacto humano marcaría su vida profesional.

Desde temprana edad mostró interés por el conocimiento y la reflexión crítica.

Estudió Filosofía y Derecho en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, convencida de que ambos campos le darían herramientas para comprender la condición humana y las estructuras sociales. Posteriormente, se especializó en derechos humanos y políticas públicas, y finalmente obtuvo un doctorado en Gobierno y Administración Pública. Su formación la llevó a estudiar en México, Chile y Estados Unidos, experiencias que ampliaron su perspectiva.

“Siempre he creído que el servicio público debe ir acompañado de herramientas teóricas y prácticas que te permitan andar en territorio y hacer más eficiente tu labor. La teoría sola no sirve, es un instrumento para transformar vidas”, afirma con convicción.

Su carrera en el servicio público ha sido amplia y diversa. Fue diputada local, directora del Instituto de la Juventud, secretaria técnica del DIF-Michoacán, directora del Sistema Michoacano de Radio y Televisión, secretaria de Fomento Económico de Morelia; y titular de la la Secretaría de Cultura. Espacios que le permitieron mirar la realidad desde ángulos distintos.

“Uno aprende que las instituciones son más grandes que cualquier servidor público. La humildad consiste en saber que eres solo un articulador de un equipo, y que lo que transforma son los diseños institucionales, no las personas”, sostiene.

Para ella, la verdadera trascendencia está en fortalecer estructuras que perduren más allá de los nombres.

El periodismo también formó parte de su experiencia profesional. Trabajó en redacciones y aprendió a observar la vida pública desde otra óptica. “Aprendí a redactar rápido, a hacer análisis y a sintetizar información; fue una transición que me enseñó a mirar el territorio y la política con otros ojos”, comenta. Esa etapa le enseñó a valorar la importancia de comunicar con claridad, algo que trasladó a su labor política.

“La administración pública es como un reloj complejo que requiere coordinación, liderazgo y conocimiento profundo de los contextos sociales. Un servidor público debe articular equipos y dedicar muchas horas para impactar indicadores medibles y cuantificables”.

Hoy, al frente de la Secretaría de Educación en el Estado, enfrenta uno de los mayores desafíos del estado: garantizar que cada niña, niño y joven michoacano tenga acceso a una educación de calidad.

Consciente de las brechas y desigualdades que existen entre las distintas regiones de Michoacán, Molina Aguilar impulsa políticas que atienden tanto lo administrativo como lo humano. “El magisterio, los estudiantes y los padres de familia son el corazón de la educación. Nuestro trabajo es construir condiciones para que cada niña y niño pueda aprender y desarrollarse en plenitud”, expresa.

El contexto actual también la lleva a reflexionar sobre el papel de la política en la era digital. Reconoce la importancia de las redes sociales como herramienta de comunicación inmediata, pero también advierte sus riesgos: “Las redes generan rendición de cuentas inmediata, pero también pueden crear frivolidad. Quien gobierna solo desde redes sociales puede impactar la agenda pública, pero no transforma vidas”.

Para ella, el contacto directo con la gente, en el territorio, sigue siendo irremplazable.

Molina Aguilar tiene clara la diferencia entre los distintos roles del sistema político. “El legislativo marca la normativa, el ejecutivo ejecuta la política pública y el judicial imparte justicia. Cada uno tiene procesos distintos y carreras distintas, pero todos son esenciales para el equilibrio del sistema. Un servidor público debe conocer los contextos complejos y liderar equipos para que las políticas realmente impacten la vida de las personas”, afirma.

Sus palabras reflejan no solo experiencia, sino una comprensión profunda de los equilibrios democráticos.

A lo largo de su carrera, ha enfrentado resistencias, retos presupuestales, crisis sociales y cambios políticos. Sin embargo, ha mantenido una constante: su compromiso con la gente.

“He aprendido que el servicio público exige paciencia, sensibilidad y disciplina. No siempre es posible avanzar al ritmo que uno quisiera, pero lo importante es no perder la brújula: mejorar la vida de la gente”, comparte.

Su visión combina la firmeza institucional con la cercanía humana.

En estos 25 años de servicio, Gabriela Molina Aguilar ha tejido una red de aprendizajes que van desde lo académico hasta lo comunitario. Se ha formado en aulas universitarias, pero también en comunidades rurales, en oficinas de gobierno y en medios de comunicación. Cada etapa la ha preparado para enfrentar los retos actuales y para consolidar un perfil que mezcla rigor, compromiso y vocación.

Más allá de los cargos, su historia refleja la importancia de ver la política como un medio para servir, no como un fin en sí mismo. “La educación es resistencia, aprendizaje y transformación”, asegura. Con esta convicción, su trabajo al frente de la Secretaría de Educación busca no solo administrar, sino sembrar un legado que impacte generaciones.

El perfil de Gabriela Molina Aguilar es, en suma, el retrato de una mujer que encarna la esencia del servicio público: combinar teoría y práctica, sensibilidad y liderazgo, gestión e inspiración. Su historia demuestra que, en un estado como Michoacán, la grandeza de su gente se encuentra con la vocación incansable de quienes, como ella, buscan mejorar la vida de miles de personas a través de la educación.

Tras plantearle qué es para ella Michoacán, Gaby Molina resalta: Es esplendor, es nobleza. Somos un pueblo que ha resistido y que tiene grandeza. Michoacán es virtud, potencia y esplendor.

Al participar en la dinámica de “La llave mágica”, la secretaria de Educación dice que con ella le abriría a Michoacán la puerta del bienestar, de la alegría y de la paz.