La Página
Por VÍCTOR ARMANDO LÓPEZ
Desde Zacapu, un pequeño municipio enclavado en la meseta purépecha de Michoacán, hasta las oficinas del Partido de la Revolución Democrática en Morelia, la vida de Verónica García Reyes ha estado marcada por la pasión, la convicción y un compromiso profundo con su tierra.
Hoy, como secretaria general del PRD Michoacán y senadora suplente, su historia refleja la construcción de una trayectoria política que combina compromiso institucional, sensibilidad social y un respeto por la vida cotidiana de las personas. Su mirada humana atraviesa todo su discurso: Política, familia, educación y desarrollo social son inseparables en su filosofía de vida.
“Yo soy política de formación y soy política por convicción”, confiesa con firmeza.

No hay en estas palabras simple retórica: para García Reyes, la política no es un medio ni un instrumento, sino una forma de vida que ha acompañado su existencia desde su llegada a la universidad. Su compromiso con la militancia inició en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde ingresó a la licenciatura en Derecho.
“No conocía otra militancia que el PRD, y desde entonces me he dedicado a esto con pasión, transparencia y amor por la familia y los amigos”, explica.
Nacida como la segunda de tres hermanos, recuerda su infancia con una mezcla de nostalgia y alegría: “Recuerdo un Zacapu muy tranquilo, vivíamos sin redes sociales, sin teléfonos y con pocos programas de televisión. La mayor parte del tiempo lo dedicábamos a jugar en la calle, en la bicicleta, en la pelota. Fui una niña introvertida, pero amiguera”. Esa infancia sin sobresaltos ni distracciones tecnológicas sembró en ella valores de disciplina, curiosidad y responsabilidad, que posteriormente marcarían su paso por la universidad y la política.

Al llegar a Morelia para estudiar, la carrera de Derecho en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, recuerda que no era su primera elección, pero rápidamente se convirtió en un espacio para canalizar su inquietud política. Desde entonces, se involucró activamente en la militancia del PRD.
Su primer voto no fue en una elección constitucional, sino en un proceso interno del partido a los 17 años: “Desde entonces, mi votación ha sido para el PRD. Hacer de la política una forma de vida ha sido mi camino, y lo sigo disfrutando cada día”. Esa participación temprana le permitió conocer desde dentro los procesos del partido y construir una red de contactos y liderazgos que consolidaron su carrera.
Sus primeros pasos institucionales fueron como auxiliar del Servicio Electoral, donde organizaba elecciones internas del PRD en distintos municipios. “Nos poníamos a trabajar y dábamos la capacitación a los órganos municipales. Esa fue la primera oportunidad de conocer a muchos liderazgos en el estado y de involucrarme directamente en la vida política”, recuerda.

Posteriormente, formó parte de un equipo de estrategia electoral a nivel nacional bajo la dirección de Jesús Ortega Martínez, donde aprendió a coordinar campañas, replicar capacitaciones y movilizar estructuras en distintos estados, lo que consolidó su formación y visión política.
A los 23 años, García Reyes fue elegida diputada local por el distrito séptimo con cabecera en Zacapu. Su elección fue histórica: joven, mujer y proveniente de un municipio pequeño, se enfrentó a un escenario dominado por hombres y militantes con décadas de trayectoria.
“Hicimos una campaña muy orgánica, con mucho recurso humano y escasos recursos económicos, pero con mucha pasión. Puse buzones de sugerencias en los mercados, fuimos a las colonias, tocamos puertas… y ganamos la elección interna, luego la constitucional”, relata con orgullo.

Su experiencia evidencia cómo el trabajo territorial y la cercanía con la gente pueden superar la tradición y los recursos económicos en política.
El paso de Verónica García por la administración pública ha sido igualmente notable. Durante el gobierno de Leonel Godoy, trabajó como directora de enlace legislativo y de asuntos registrales. Aunque su permanencia fue breve por la llegada de su primer hijo, nunca perdió contacto con la política, participando como consejera estatal y nacional del PRD. Posteriormente, fue diputada federal plurinominal en la LXII Legislatura, donde vivió los retos y complejidades del Congreso, incluida la resistencia inicial a iniciativas tecnológicas:
“En 2014 se propuso que las sesiones del Congreso fueran virtuales y válidas para la votación electrónica. Todos pensamos que era imposible. Cinco años después, eso se volvió realidad”, recuerda.

El equilibrio entre su vida profesional y personal es una constante en su relato. Madre de tres adolescentes, Verónica describe su rutina con naturalidad y cariño: “Temprano levanto a mis hijos, preparamos el desayuno, los llevamos a la escuela y luego nos vamos al trabajo. Por la tarde hacemos tarea juntos, compartimos la cena. La familia tiene un valor muy importante para mí”. Sus fines de semana los dedica a Zacapu, donde comparte con su madre, hermanos y participa en la vida local. Afirma que pequeños placeres como ver películas o series, y coleccionar mandiles de distintos lugares, son sus refugios personales.
Además de su vida familiar, su visión de la política es profundamente ética y cercana a la sociedad. Admite admirar a líderes como Cuauhtémoc Cárdenas por su congruencia, pero también a personas que son felices y transmiten alegría a su entorno: “Quiero vivir con esa vibra, con ese temple, sin permitir que los tiempos que me restan de vida sean infelices o que hagan infelices a quienes me rodean”. Su amor por Michoacán se refleja en cada palabra: “Michoacán es fortaleza, es resiliencia, es alegría. Cada región tiene gente maravillosa. Es tierra de gigantes”.
Su gusto por la gastronomía y la cultura local también forma parte de su perfil humano. Prefiere el tequila y los chiles rellenos, disfruta de la comida michoacana y conserva las tradiciones familiares. Estos detalles, aunque pequeños, reflejan cómo Verónica combina la vida pública con la cotidianeidad, manteniendo una relación cercana con su tierra y su gente.

Actualmente, con 47 años y treinta de militancia en el PRD, García Reyes ocupa el cargo de secretaria general del partido en Michoacán. Para ella, este rol representa un reto, una oportunidad y una responsabilidad: “Es un reto grandísimo, pero lo disfruto y lo hago con mucho compromiso. La política sigue siendo mi forma de vida”. Su mirada sobre el futuro es clara: continuar en la política, fortalecer al PRD, contribuir al desarrollo de Michoacán y, sobre todo, mantener a su familia cerca y feliz.
Al participar en la dinámica de la “Llave Mágica” del programa “Conexión”, Verónica García Reyes puntualiza que con ella le abriría a Michoacán: “La puerta de la paz. Necesitamos reconciliación, pacificación. A partir de eso lo demás se puede lograr: desarrollo económico, educación, salud y bienestar social”.
Esta declaración sintetiza la esencia de su visión: La política al servicio del bienestar común, entendida no solo como gestión administrativa, sino como un compromiso humano con la comunidad.

Verónica García Reyes personifica la política como convicción, pasión y sentido de comunidad. Su historia refleja el poder del esfuerzo constante, la importancia de las raíces y la familia, y la necesidad de una política ética, cercana y transformadora. Su legado aún se construye día a día, pero ya evidencia cómo la política, cuando se ejerce con autenticidad y compromiso, permite impactar vidas, generar oportunidades y fortalecer la resiliencia de un estado como Michoacán.
“Si pacificamos y reconciliamos Michoacán desde el corazón, podemos lograr todo lo demás”, concluye.
Esta frase resume su vida, su visión y su compromiso: una política hecha desde la convicción, la ética y la cercanía con la gente. En Verónica García Reyes, la política y la humanidad no son conceptos separados; son una sola historia, viva, que continúa escribiéndose día a día en la tierra de gigantes que ella llama hogar.

