Por DAVID ALEJANDRO DELGADO ARROYO
A nivel mundial avanza la enfermedad de COVID-19, provocada por uno de los tantos coronavirus que existen, que es el SARS-COV2. Entre sus características se encuentra su alto nivel de contagio, pero su baja letalidad. Esta combinación ha hecho del COVID-19 una enfermedad que ha crecido a nivel mundial; a grado tal que se considera una Pandemia sólo comparable con la Gripe española de hace 100 años.
Frente a la Pandemia tenemos algunas características que no se tenían en las más catastróficas de las Pandemias que ha habido en la historia; contamos con un avance muy importante en cuando a conocimiento e infraestructura de medidas sanitarias; también contamos con la posibilidad de tener información prácticamente en tiempo real del avance de la pandemia, pero también una multitud de equipos buscando afanosamente la vacuna que ponga fin a este problema.
Los números importan para hacer minerías de datos y encontrar patrones. Si bien es cierto que nuestro México se encuentra ya en el Octavo lugar de casos confirmados a nivel mundial y en el quinto lugar de fallecidos; también es cierto, que dentro del conjunto de todas las naciones del mundo, nos encontramos en el lugar 18 de fallecidos por millón de habitantes, que es un indicador que nos permite ponderar con respecto a la población de cada país.
Pero si focalizamos el indicador solamente hacia los países con más de un millón de habitantes, porque dentro de los 17 lugares con más fallecidos por millón de habitantes se encuentran pequeñas naciones como San Marino, localizado en un pequeño territorio al norte de Italia, o en el mismo sentido, Andorra que es un pequeño territorio entre España y Francia, o bien, islas como la Isla del Hombre o Sint Marteen. Si las descontamos, México se ubica en el lugar numero 14.
Ahora bien, si elegimos el criterio de los 14 países con más de 100 millones de habitantes, entonces, México se encuentra en el tercer lugar. Detrás de Estados Unidos y Brásil.
Estos datos, más allá de cualquier otra valoración, nos invita a reflexionar en algo básico frente al Covid-19, que es nuestra responsabilidad cívica en torno a una enfermedad que al ser contagiosa nos lleva a asumir que al cuidarse uno cuida al entorno; ello es especialmente relevante por el gran dilema que ha puesto la enfermedad entre la salud y la economía, porque no podemos mantenernos confinados hasta que se encuentre la vacuna; pero ello debe hacerse con responsabilidad cívica.
Por estas razones, en el INE estamos convencidos de que el próximo proceso electoral que inicia en Septiembre y cuyo momento cúspide es la Jornada Electoral del 6 de Junio de 2021, no debe posponerse; sino más bien tenemos que adaptarnos a convivir con la enfermedad; en otras palabras tenemos que ser resilentes, en el entendido de que resiliencia es la habilidad para sobreponerse a la adversidad.
La resiliencia, como nos los dice Brad Evans y Julian Reid en un libro llamado “La Vida en resiliencia” emana de la ecología al resaltar las capacidades amortiguadoras de los sistemas de vida, de su habilidad de absorber perturbaciones; es en suma el arte de vivir en peligro.
Hasta el día de hoy unos 32 países del mundo han celebrado elecciones de diferente tipo en tiempos del Covid-19; algunos de los cuales como Estados Unidos con sus primarias, Francia con sus elecciones locales e Irlanda con sus elección general para el Senado, son países que tienen más fallecidos por millón de habitantes que México.
Pero el proceso electoral venidero debe ser una gran oportunidad de aprendizaje cívico para convivir con el Covid-19. Seguramente cuando entremos en la fase de la capacitación electoral a la ciudadanía sorteada será una gran oportunidad para compartir los criterios de como protegernos en el espacio público, lo mismo deben hacer los partidos políticos en su diseño de sus precampañas y campañas.
Muy pronto el INE comenzará con una campaña para el regreso a las actividades presenciales, entre ellas la operación gradual, ordenada y profesional de los módulos de atención ciudadana que tanto espera la ciudadanía.
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- David Alejandro Delgado Arroyo. Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM; con estudios de maestría en Administración Pública por el INAP y en Procesos e Instituciones Electorales por el IFE. Miembro fundador del Instituto Federal Electoral, en donde ingresó en 1991 desempeñando diversas funciones de Jefe de Departamento, Subdirector, Vocal Ejecutivo Distrital en Coatepec y en Minatitlán, Veracruz; a partir de 1999 se desempeña como Consejero Presidente de Consejo Local del IFE, cargo que ha representado en Querétaro; Aguascalientes; Durango; Guerrero y actualmente Michoacán ya como INE.
