La Página
Por ASAID CASTRO/ ACG
Morelia, Michoacán.– En las canchas de Furamo, entre risas, gritos y el sonido seco del balón al caer, los Cardenales de Morelia juetan como si cada pase contara una historia.
No son un club cualquiera: nacieron del deseo de mantener vivo el espíritu del fútbol americano, pero sin cuotas ni jerarquías, solo con la pasión de jugar entre amigos.
El coach Eduardo López Guízar, mejor conocido como Guízar, a secas, recuerda que todo comenzó hace cinco años.
«Éramos solo mis hermanos y yo, que habíamos jugado americano, y decidimos formar un equipo familiar. De ahí se sumaron amigos, amigas, y con el tiempo nacieron nuestras tres ramas: varonil, mixto y femenil», explica mientras ajusta su playera roja con el número 12, color que representa al equipo.
El nombre no fue casualidad. Antes se llamaron Broncos y compartieron otro nombre con un complejo deportivo, hasta que decidieron independizarse. «Mi hermano es fan de los Arizona Cardinals y yo del color rojo —cuenta riendo—, así que le dije que solo aceptaba si el uniforme era rojo. Así nacieron los Cardenales». Desde entonces, el rojo es símbolo de familia y camaradería en cada jugada.
Lo que distingue a este equipo es su filosofía: aquí nadie paga por entrenar. «No cobramos. Si necesitamos balones o conos, cooperamos entre todos. Buscamos patrocinadores, pero lo más importante es traer buena vibra, hacer amigos y disfrutar el juego», dice Guízar, quien combina su rol de entrenador con el de compañero.
Para él, el tochito no es solo un deporte: es una comunidad, pues con cinco años en el campo, los Cardenales ya tienen historia: han sido campeones varoniles en cuatro o cinco ocasiones y mixtos tres veces. Sin embargo, más allá de los trofeos, Guízar celebra la unión que se ha extendido a las nuevas generaciones.
«Ahora mis hijas entrenan con las grandes, los hijos de otros jugadores también vienen… me gusta que se mantenga el ambiente familiar. Eso vale más que cualquier campeonato», asegura también como padre.
Aunque no se dedican de tiempo completo, los Cardenales han representado a Morelia en torneos fuera del estado, viajando a León, Guanajuato y Ciudad de México, a pesar de las complicaciones que pudieran haber, como los tiempos y los gastos, pero asegura, que la idea es seguir creciendo, apuntando la mira al futuro para pronto formar categorías infantiles.
En el mundo del tochito local, los Cardenales se han ganado un lugar especial, pues aunque traen competencia, exigen cierto nivel para que la liga continúe repuntando, a la par, el Estado.
No lo dice con soberbia, sino con la convicción de quien cree en el trabajo en equipo, y en el deporte como herramienta para crecer juntos, mientras el ovoide vuela de mano en en mano en las canchas de Furamo.
