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¡No salgan! El viacrucis de sentirse enfermo de Covid-19

Por CLAUDIA ELVIRA SÁNCHEZ

Trataré de no fijarme en la rareza del día. De esos días donde la luz una estrella se apaga (Armando Manzanero) y luego se va la luz (el raro y épico apagón en México, que nos hizo pensar en un apocalipsis).

Fin de año donde hay cambios: De casas, de zapatos, etcétera. Eres capaz de escuchar todo, y lo único que uno quiere es ver para arriba… Vivimos por fe, no por vista, no por vista, no por vista.

Canto, mientras espero como paciente… Dolor de garganta, un poco de fluido en la nariz, cuerpo cortado, parece una gripa conocida. Hace frío…y nos tienen afuera de la clínica, en el estacionamiento de la misma, donde se acondicionaron 5 consultorios y 4 carpas para la atención de enfermedades respiratorias.

Cualquiera que venga con alguna enfermedad respiratoria es tratado con pincitas, yo canto y no pienso en esta letra, pienso en todas las veces en que Dios ha estado conmigo, que me libró, confió en que lo hará de nuevo.

Estoy esperando y estoy bailando, creo que es lo mejor que puedo hacer… Con el sonido en mis oídos, ahogo los sonidos de la gente que tose, y con mucha fe en Dios, porque él está en total control. Desde mi Spotify Peter Murphy canta llenando mis oídos con “Cuts you up”, y hago el coro justo en estos versos.

It’s o.k. (Está bien)
It goes this way Va de esta manera
The line is thin la línea es delgada
It twists away Se retuerce
Cuts you up Te corta
And spits you out y te escupe
Keeps you walking Te mantiene caminando
But never shout Pero nunca grites

¿Gripa o bicho inmundo?

Era 29 de diciembre del 2020, el año donde el mundo se puso de cabeza. Hacían tres noches que el frío en la Ciudad de México se dejaba sentir y dos días que una molestia en la garganta se manifestaba, pensando que era la habitual molestia que resulta de respirar con los KN95, ignoró las señales. Sin embargo, este día decidió hacer lo que no había hecho en el tiempo que llevaba en su trabajo: ¡Faltar!

Si la verdad que muchas veces había pensado volarme los días, pero el alto sentido de responsabilidad impide hacerlo. (Ser irresponsable no es de Dios)

Así que como el trabajo consiste en andar en circulación y visitando hospitales, decido hacer un alto e ir al médico. Tenía que ir al IMSS. Hecho que en la memoria y vivencias colectivas muchas veces es sinónimo de: “Que Dios te ampare”… Darse de alta fue la cosa más papita a las 8 de la mañana, pero esperar la consulta…. Nooooo. Es algo así como irse a nadar al balneario de Pantitlán en plena Semana Santa o en domingo. En fin, es lo que hay, la cuestión es que en teoría la logística está bien planeada, cualquier paciente con enfermedad respiratoria es separado, y le son tomados signos vitales. Cuatro profesionales médicos atienden a marchas forzadas, claro tratándose de la “H” institución hay cositas como que revuelven los carnets, no respetan el turno.
Un papelito dice: 3A 9:01 horas, lo que designa el consultorio y la hora en teoría en la que uno será atendido.

Aunque uno trata de ser positivo, llega un momento que piensa, porque no se escapa uno de pensar: “Si igual sólo tengo gripa, espero seguirme escapando a un estando aquí”. (Porque hay muchos que tosen y realmente no se puede saber quién está mal y quién no) Cómo sea, lo bueno es que cualquiera que llegue aquí, es si o si candidato a la prueba COVID, lo malo es que es tan deficiente, que hay gente con síntomas acentuados que después de una incapacidad no cuentan con el diagnóstico de laboratorio, hecho que significa haya por momentos más concentración y aglomeraciones en el área destinada a enfermedades respiratorias.

La espera y el mal control te expone, sin duda, a los que tal vez no tienen nada ¿Pero qué puede hacer un trabajador si en la empresa le exige presente justificantes del seguro social?
Nada, sólo tiene que esperar. Ojalá no hubiera aparecido este malestar, para no tener que pasar por esto, pero las cosas pasan y punto. No nos queda nada más que ser sensatamente pacientes, y contrario a los pensamientos de crítica, tener un poco de optimismo, pensar que todo es pasajero…Y que todo si o si se debe resolver bien.

En el país donde muchos no creen en el Covid-19, pocos se cuidan, y donde siempre se remedian las cosas al “chilazo”, y donde obviamente no es Dinamarca…

La prueba rápida (y sorpresa)
Después de pasar 3 horas mirando el desfile humano de hombres, mujeres, enormes, bajitos, solteros, casados, como diría Mecano… escuchar mi nombre fue bonito. Un doctor es un trabajador al servicio de la salud, y abreviando todo comienza con un: ¿Qué le pasa? Ahí está uno a más de dos metros de distancia, explicando a gritos las dolencias y malestares. Tratando de escuchar lo que dice, a otros dos metros a espaldas de uno, otra doctora hace el mismo interrogatorio a otro paciente… “Le quiero explicar, trabajo de gestor, visito hospitales” … Pero me calla.

Me siento interrumpida, y sí. La verdad es que aún con una gripa ¿Quién quiere ir de gira artística con la buena estrella de la gestoría a visitar hospitales? No, pues nadie…

Atrás la doctora le dice a un paciente masculino que tiene principios de neumonía, y que su oxigenación no es normal… “¿Se quiere ir al hospital o a su casa?” Yo sólo venía porque me duele la garganta, pienso y tuve un poco de febrícula ¿Cómo se escapa uno de esta realidad? Hay que ser sensatos. Hay tantas historias, que pasan por la mente, que me siento como cuando se camina en agua y se quitan obstáculos al andar. Uno va sintiendo el paso, sin desesperar, y sin querer desea tanto que todo se termine, no quiero resbalar, quiero que milagrosamente todos sanen. Uno piensa en Dios.

Comienza la revisión, desinfectar, abra la boca, y respire profundo, suelte el aire.

“¿Estuvo con alguien positivo de COVID?” -Pienso, bueno en un hospital fueron dos, luego en otro una, y luego otras dos, administrativos y de nutrición- “Una prueba rápida de COVID, y veremos qué hacemos, si amerita o no la incapacidad”
Cómo sea, aunque me encantaría quedarme en mi casa, también me gustaría estar solamente resfriada.

Solo son 40 minutos

En ese lapso de tiempo se supone sabremos en dónde estamos. Si podré seguir abrazando a mi hijo o en palabras de mi hermano: “Ya valimos todos”. Cómo sea el estar en ese estacionamiento con tanta gente en el frío me abrió el apetito, y ni abuela tenía un dicho: “Enfermo que come y mea, el diablo que se lo crea”. Hoy hace frío y huelo mi humor eso es buen indicio. Cuando llegué a casa me lancé por un pan tostado rezagado de la mañana, y sabía bien, eso también es buen síntoma.

Huelo y degusto, cómo sea iré después de las 2 a buscar el resultado. Esa hambre despertó el antojo de hamburguesas, digo hasta los superhéroes se las comen gustosos después de un buen combate… Bueno lo mío fue una batallita por la mañana. Pero siempre es bueno tener el estómago llenito para lo que venga…

La espera se vuelve desesperación

Apeeeeesta…Vienes por un maldito dolor de garganta y el sistema de salud está diseñado para hacerte perder a lo bruto el tiempo. Eran 40 minutos pero no se sabe de qué planeta…La pila del celular está a dos por ciento de acabarse y el reposo que debiste tener se va al caño… “Que hasta que llegue el mensajero, que pregunte al coordinador”, burocracia… Llega el mensajero y vuelve otra espera…

Enfermarse da flojera, es un circo. ¿No es más fácil publicar los resultados y listo? Nos gusta jugará a los jicotillos, zumbar, chocar, dar vueltas cuando buscan la luz. Se esfuma el tiempo y la tarde avanza sin que hayas podido tomar una siesta y recuperar fuerza. Me siento como un mazacote.

La incómoda prueba

La prueba es incómoda, con esta naricita… El químico me dijo: “ Tiene sus conductos nasales muy delgados”. Literal pataleaba de lo feo que sentí… Eran 40 minutos

No hubo resultados, cambio de turno y lo que se hace en la mañana se queda en la mañana, bien lo decía una señora: “Te hacen dar vueltas y vueltas”: La escuché y pensé eso no me va a pasar a mí. Como sea hay que volver mañana a una “revaloración”, así es el protocolo, sea cual sea el resultado. A veces me gustaría no ser está bola de emociones, no sentir nervios por el resultado, o pensar si hice bien o no, todo lo tengo que entregar una y otra y otra y otra vez, (mis emociones, mis juicios), literal a la cruz para su muerte, eso hace un cristiano, un creyente.

¿Qué debí hacer, ignorar los síntomas e ir a un Simi? Me sentía con fiebre eso lo hizo diferente. Este año cierra a su manera, como fue, este día es uno de esos que uno dice: “Ok, sólo fue un día en la vida… A veces no soy el mejor modelo de una creyente, soy tan imperfecta, en fin, algunos dirán: “Así es ¿Por qué azotarte?” Nunca el mundo funciona como uno espera, eso es algo que en todas circunstancias hay que entender. Bueno, mañana veremos qué pacho… Más que el resultado, es la flojera de volver al show de la burocracia médica y protocolos que son un teléfono descompuesto que te quitan el tiempo y ni reposas, ni trabajas y si te cansan.

El resultado

¡Negativo! Que es una noticia muy positiva y signo de que Dios cumple, no me desampara ni me deja, y que aunque camine en valle de sombras no temeré a mal alguno. Así que con optimismo ya podemos prepararnos para recibir el año 2021.

El Covid-19 no es un chiste

La pandemia jamás fue un chiste, es un momento difícil para la humanidad, afecta todas las relaciones interpersonales, la economía, el estado de ánimo. Vi en la clínica 9 del IMSS el esfuerzo humano por hacer bien las cosas, mismo que se queda corto, porque hay huecos en el protocolo y procesos que son confusos y poco claros para el paciente.

No puedes captar a la primera cuál es el procedimiento, qué pasa si te toca prueba rápida, y cambio de turno, cómo se cubren incapacidades, porqué tardan tanto los resultados de laboratorio, porqué tanta vuelta, como comentan otros pacientes.

Humanamente observas de todo, pero la levedad o gravedad no se ven, (bueno si se aprecia cuando ves a alguien vomitar en una bolsa) pero por lo regular todos tenemos gripa y tos simple. El indicio, las placas torácicas, revelan mucho más, y el estar en un consultorio compartido te entera junto a quien estabas. La burocracia y protocolos en un momento crítico, es pesado de sobrellevar, si con gripita es molesto, no quiero saber lo que es con coronavirus. Un viacrucis.

No sé permitan aburrirse, quédense en casa, tomen y extremen precauciones, no estamos en un país de privilegios, más bien de remedios, donde a veces creemos ser Juan Camaney, sin cultura, no sabemos dimensionar la realidad, ni sopesar los recursos con los que contamos. Es México, no Dinamarca.

Abundan las historias de terror, de amigos y conocidos, aún en redes de la falta de camas, de costosos pagos y vaquitas familiares para ingresar al hospital a un miembro de la familia, o, tragedias de todos tipos, en todas condiciones. No es para subestimar, no podemos darnos el lujo de enfermarnos. Aun así, para los que creemos en Dios, podemos ver la infinita misericordia, y eso me anima a pedir por cada persona que atraviesa por una situación relacionada a la pandemia: Los médicos están dando todo, lo único que podemos hacer es ayudarnos unos a otros, orar, cuidarnos, no salir. ¡Abrir los ojos!

Pensé en todo lo que hubiera podido pasar, en mis hermanos, mi madre con hipertensión, no la verdad no es nada lindo, es un show. Pensando en mis propias condiciones médicas, he tenido cálculos renales, tengo síncope cardiaco, un hijo de 9 años, y muchas ganas por vivir. El panorama lo veía desde una distancia bastante cercana cuando trabajo, era una perspectiva, pero ver más cerca y en primera persona, uff… En la clínica además de los consultorios hay 4 carpas, una que es una sala de espera, otra dónde se hacen las pruebas rápidas, una oficina con computadora y escritorio y, otra dónde hay 3 o 4 camas con pacientes COVID, así, en un estacionamiento.

Ves cómo llega el oxígeno, como comentan la saturación mientras esperas… De verdad no sé arriesguen, no hagan tonterías, coman bien, tomen vitaminas, agua. ¡No salgan…No salgan! Si salen no se suban al transporte lleno y si no queda de otra, busquen puertas o ventanas, ventilación, lleven spray, gel, careta, guantes, no escatimen en el cuidado.

Me alegra hoy saberme sana, es un gran regalo para cerrar el año; una gripa mocosa y ya. Ahora con más conciencia, voy a seguir cuidándome, porque hay que seguir trabajando la gestoreada, (mañana hay que ir a 4 hospitales), iré con mucha más precaución, más estricta hasta que pueda encontrar algo relacionado a mi carrera. O pueda echar a volar más seriamente mis proyectos.

Te aprecio mucho, quiero seguirte contando

¡Gracias por leer!