Por JESÚS SIERRA ARIAS*
Este domingo 30 de marzo dieron inicio las campañas federales para elegir juzgadores federales y con ello se inauguró en México una nueva época electoral en la que también hacen su entrada triunfal los “políticos judiciales”.
Esta versión de políticos judiciales tratará de emular a los políticos tradicionales para la conquista del voto ciudadano y por lo mismo, ayer empezamos a ver las diversas estrategias de conquista electoral.
Acotados por las reglas electorales impuestas a esta campaña electoral judicial, en la que las opciones se reducen a propaganda de mano en mano y el uso de redes sociales, por lo que las y los candidatos están prefiriendo comunicarse con el electorado a través de mensajes de sus redes en los que destacan sus virtudes personales.
Aprecio que el electorado la tendrá difícil para decidirse por quién votar.
Todas y todos los aspirantes a juzgadores son unos virtuosos que por años estuvieron en el anonimato.
Son, como dijera Colosio “producto del esfuerzo”. Tienen estudios de maestría y doctorado y no solo uno, sino hasta de dos y tres.
La gran mayoría son de origen humilde. Ninguno se salvó de haber hecho grandes esfuerzos para llegar hasta donde está.
Me llama la atención el que nadie busca el cargo por el simple hecho de tenerlo, ni les importa el sueldo, sino que lo hacen por su “gran pasión” por la justicia y porque quieren servir al pueblo; pretenden ser juzgadores de puertas abiertas y reivindicar los grandes vicios del poder judicial.
Pero yo me pregunto ¿acaso todos los aspirantes que actualmente son jueces o magistrados o incluso ministras, que hablan de corrupción, del nepotismo, no tuvieron posibilidad de combatir esos vicios desde donde estaban ejerciendo su función? ¿Porque esperaron hasta esta campaña para decidirse a combatir todos esos vicios? ¿que los detenía antes?
Al ver todos estos mensajes electorales judiciales, entiendo que las campañas electorales transforman a las personas, las transforma en seres fuera de serie y sacan su mejor versión. Las convierte casi en súper héroes de la justicia dispuestos a dar la vida por el pueblo y por la república.
Seguramente al finalizar este periodo electoral, después de escuchar toda la retahíla de mensajes y propuestas de los adalides de la justicia, podremos también acuñar otro nuevo concepto propio de este ejercicio al que podremos llamar “demagogia judicial”.
Sinceramente considero y hago votos porque los candidatos judiciales no caigan en la tentación de los candidatos tradicionales (legislativos y ejecutivos) de ofrecer de todo, de hacer promesas incumplibles o inviables.
Los candidatos judiciales deberían recordar que los límites de la oferta de campaña en materia de justicia están previstos en el segundo párrafo del artículo 17 constitucional. No hay más que ofrecer.
Ofrecer puertas abiertas, ofrecer preparación académica, ofrecer cercanía al pueblo, incluso al grado del llanto, ser partidarios denodados por hacer justicia u ofrecer atacar la corrupción, no es sinónimo de ser buenos juzgadores.
El acceso efectivo a la justicia va mucho más allá de eso. Habría que revisar las sentencias de quienes han sido juzgadores para conocer su criterio al momento de juzgar. Y de quienes no lo han sido, hay que revisar sus acciones y su comportamiento, para identificar si han sido congruentes en su vida.
Ojalá el electorado sepa distinguir el trigo de la paja y no se deje llevar por la “demagogia judicial”. Esperemos que los electores premien a quienes verdaderamente se postularon por mérito y no por consigna política.
Ojalá los electores se la tomen en serio y salgan a votar, porque haya sido como haya sido, la elección es la regla para designar juzgadores y hay que promover que la ciudadanía se interese y vote por quienes sí tienen vocación y merecimientos de juzgador.
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*Jesús Sierra Arias. Es abogado por la Universidad Autónoma del Estado de México. Ha sido secretario ejecutivo del Nuevo Sistema de Justicia Penal; secretario de Educación en Michoacán; integrante del Consejo del Poder Judicial del Estado de Michoacán de Ocampo. Ex magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa de Michoacán.