La Página
El costo económico del plan alimentario de Michoacán para la población en desventaja económica y social es considerable, de acuerdo a cálculos realizados por el economista Heliodoro Gil Corona “el quantum de beneficiarios se estima de un millón 146 mil michoacanos, quienes deberán recibir mil 200 pesos mensuales cada uno para lograr adquirir la canasta alimentaria y cuyo costo económico total asciende a mil 375 millones de pesos, que será sufragado por la hacienda pública estatal”.
Este plan que acompaña a la medida de confinamiento obligatorio, delinea el espectro de beneficiarios a los que se garantizará comida durante la etapa de cuarentena, como enfermos por Covid-19, grupos vulnerables: mujeres embarazadas y lactantes, adultos mayores en desamparo, personas con enfermedades crónicas y discapacitados, así como personas que perdieron sus ingresos.
En recuento, reflexiona el coordinador de proyectos estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM) “el gobierno de Michoacán estará destinando dos mil 741 millones de pesos en esta fase de recesión económica estatal. El apoyo para aminorar los efectos perniciosos del coronavirus representa el 1.1 por ciento del PIBE.
Por lo que recuerda que “el respaldo financiero de las medidas económicas asumidas es el monto de deuda directa bancaria autorizada al gobierno estatal por cuatro mil 90 millones de pesos, que restando los apoyos comprometidos sólo quedan mil 349 millones de pesos para hacer frente a la difícil fase de recuperación económica”.
Si bien Gil Corona reconoce los esfuerzos que realiza el gobierno estatal por aliviar en ‘algo’ los impactos económicos adversos ocasionados por el coronavirus, recuerda de los bajos ingresos propios, los crónicos pasivos operativos que reporta y una elevada deuda bancaria directa que socaba los márgenes de inversión de la administración estatal “los recursos públicos para atender la crisis económica son escasos y los riesgos de deterioro social altos; el escenario que se espera es el colapso del empleo formal e informal y el repunte de la pobreza laboral en Michoacán a niveles de 42 por ciento”.
Considera que “el ángulo positivo de la inversión en el plan alimentario es evitar mayores estragos en el tejido social de la entidad, sobre todo porque atempera el probable ascenso de la pobreza y la pobreza extrema que puede llevarnos a registros inéditos en Michoacán. Lo parte fuerte de la recesión económica está por venir en la entidad. El desplome de las principales variables sucederá, desde la caída profunda de las actividades económicas y el empleo formal, hasta el colapso de fuentes de ingreso externas como las remesas familiares, las exportaciones y la inversión extranjera directa”.
