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“Recuerdos: Fraccionador de Morelia en 1908”. Por Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Por SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA*

Discurrían los minutos de 1908, entre una hora y otra, que formaban días, semanas y meses que aspiraban, sigilosamente, convertirse en años. La vida cotidiana transcurría como en todas las ciudades mexicanas, bajo el régimen del general Porfirio Díaz Mori, quien ostentó el poder en México de 1876 a 1911, con enormes contrastes entre las clases sociales, en el injusto mosaico de familias acaudaladas y multitudes empobrecidas o desposeídas.

Morelia*, ciudad fundada el 18 de mayo de 1541, apenas tenía 37.278 habitantes en 1900 y 40.042 en 1910, de acuerdo con el documento Estadísticas Sociales del Porfiriato 1877-1910, editado en libro por la Dirección General de Estadística de la Secretaría de Economía, cifras que dan idea de una población no muy numerosa, para nuestra época, que se componía, principalmente, de familias ricas -comerciantes, hacendados, prestamistas, mineros, inversionistas y dueños de las escasas e insípidas industrias, unos mexicanos y otros extranjeros-, trabajadores y personas dedicadas a oficios y tareas de servidumbre en las fincas lujosas, entre otros.

El Diario de la Tarde era, en 1908, un periódico que circulaba en Morelia y costaba dos centavos. En sus espacios anunciaba desde acontecimientos de trascendencia local, estatal y nacional, hasta enlaces matrimoniales, defunciones y toda clase de noticias, análisis y comentarios.

Explicaba la nota que en Morelia se comentaba que ese hombre, el general, ya había ordenado el levantamiento de los planos con la idea de “distribuir convenientemente lotes que serán vendidos en buenas condiciones para que sobre ellos se construyan chalets, donde las familias morelianas puedan veranear”.

En una nota informativa que, curiosamente, no tenía la iniciativa de comprobar los rumores, el reportero anónimo comentaba que “la idea del señor Patiño no puede ser mejor, pues, en nuestro concepto, esto viene a satisfacer una necesidad, a la vez que permitirá el ensanche y embellecimiento de la ciudad, al formarse allí una colonia no como las que tenemos, sino a semejanza de las de Roma, Santa María y Guerrero, que existen en la metrópoli”, en la Ciudad de México, “y que son el centro de familias más o menos acomodadas que sienten la necesidad de vivir fuera de las ciudades, sin estar alejados de ellas, para que poder una parte, atender sus negocios fácilmente, y por otra gozar de una vida más higiénica, respirando el aire libre y bien oxigenado por la vegetación que crece en esos parajes”.

Y continúa la reseña: “en la actualidad, solo se dispone de Santa María de los Altos, pueblecillo que atrae, en distintas épocas del año, y de las inmediaciones del Bosque, que está comprobado tienen un clima saludable; pero ya es tiempo de que haya mayor ensanche en los lugares donde la vida es mejor, más cómoda e higiénica, que es la tendencia actual, lo mismo en Europa que en México, y por eso es que veremos con agrado que la idea del señor Patiño se lleve a la práctica, tanto más cuanto que beneficiando a todos, cooperará al embellecimiento de la ciudad, y él mismo se beneficiará vendiendo a buen precio las fracciones de su propiedad que hoy casi nada produce”.

En estos días, los de 2020, es interesante conocer, a través de las noticias y los documentos, el proceso de construcción y expansión de las ciudades en diferentes épocas, como es el caso específico de Morelia, en la cual, por cierto, la especulación, la corrupción e ineptitud de diferentes autoridades, el desorden heredado en la posesión histórica de tierras otrora ejidales, la necesidad de vivienda y la ambición desmedida de ciertos grupos, han roto el equilibrio entre la naturaleza y la sociedad, hasta cubrir los poros de la tierra, incluso en reservas ecológicas, humedales y zonas de riesgo, con asfalto y concreto, en una urbe donde el uso de automóviles es excesivo y asfixiante, entre una vida de apariencias, ociosidad en abundancia, superficialidades y necesidad de desplazarse ante la ineficacia del transporte público y la inseguridad que prevalece.

Obviamente, la expansión de las ciudades es inevitable; sin embargo, la corresponsabilidad de su formación armónica y equilibrada corresponde a autoridades, sociedad y fraccionadores, que los hay honestos y también motivados por la rapacidad de la ambición desmedida.

Igual que hace 192 años, México ha padecido el saqueo de gobiernos y políticos voraces que han menoscabado su riqueza, y de manera similar las diferencias entre las clases sociales cada día se acentúan más, con el engaño, la fascinación y el distractor, ahora, para la clase media que cree que es capaz de poseer todo, en un mundo disfrazado y en un intento de sepultar sus antecedentes, su historia. La historia transmite lecciones y mensajes que, generalmente, desfilan solitarios, carentes de atención y análisis.

En fin, habrá que disfrutar una taza con café y leer El Diario de la Tarde, en su edición del 16 de julio de 1908, con la idea, al menos, de recrearse con las costumbres, las noticias, los acontecimientos y la vida cotidiana de una época que huele a ayer, a historia, a otros días.

*Morelia es capital de Michoacán, estado que se localiza al centro-occidente de México.

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*Santiago Galicia Rojon Serralonga. Es escritor y periodista con más de 25 años de experiencia. Se ha desarrollado como reportero y titular de Comunicación Social de diversas instituciones públicas y privadas.

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