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Una sonrisa de burla, que traspasó su cubrebocas, esbozó Diego Urik N, en el juicio oral

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Por ANA MARÍA CANO


Morelia, Mich; 13 de junio del 2022.- Sonrisa de burla al tener contacto visual con familiares de Jessica González Villaseñor, jugar con sus dedos y manos, demostrar su cansancio al tocar su frente y agarrarse el cabello, fueron conductas que Diego Urik N, mostró durante el juicio oral que este día se realizó para deslindar responsabilidades en el asesinato de Jessica.

Fue un 21 de septiembre de 2020 cuando desapareció la profesora Jessica González Villaseñor. Lo último que se supo de ella ese día fue que la joven de 21 años salió a las 17:00 horas de su domicilio en Morelia, Michoacán. Y que más tarde se le vio por última vez con un supuesto amigo, datos que ratificaron este día los testigos.

Y fue hasta el 25 de septiembre de 2020 cuando encuentran su cuerpo en la zona boscosa del Fraccionamiento Monarca. La Fiscalía General de Michoacán informa que la maestra murió luego de ser golpeada en diversas ocasiones, por lo menos 30 golpes en la cabeza.

El juicio oral que este día se realizó entre el imputado de asesinar a Jessica y familiares de ella, inició puntualmente a la hora señalada en la sala 15 del Juzgado Oral, David Franco Rodríguez, donde solo testificaron la mamá y hermano de la víctima.

Diego llegó custodiado por dos policías, portaba camisa de manga larga y pantalón color beige calzando unos tenis negros de marca y cubría su rostro con un cubrebocas azul.

Su rostro no se inmutó ni un momento, se negó a declarar pero pidió estar presente en la audiencia de la cual no perdió detalle alguno quien el 28 de septiembre de 2020, la Fiscalía General de Michoacán lo identifica y libera una orden de aprensión en su contra como el supuesto responsable y por quien el 29 de septiembre de 2020, ofrecen una recompensa por un millón de pesos a quien ayude a localizarlo y detenerlo por lo que para el 30 de septiembre de 2020, Diego Urik es detenido en Puerto Vallarta, Jalisco.

La primera en testificar fue la mamá de Jessica, Verónica Villaseñor, quien relató la forma como desapareció su hija y como fue encontrada, así como dijo que en el celular de su hija había encontrado los mensajes que se mandaba con Diego.

Diego la escuchó atento sin dejar de mirarla fijamente, nunca desvió la mirada, ni dejó de verla, no se inmutó cuando lo señaló como la persona con quien estuvo su hija en sus últimos momentos y quien fuera presentado el primero de octubre de ese año ante el juez de control y lo vinculan a proceso por el delito de feminicidio.

El 30 de septiembre de 2021, Diego Urik cumplió un año en la cárcel. El 17 de noviembre de 2021, la Fiscalía General de Michoacán informa que pedirá la pena máxima de 50 años en contra de Diego Urik, además de que pedirá la reparación del daño a favor de las víctimas indirectas.

Cuando le tocó el turno al hermano de Jessica, Cristo González Villaseñor, testificar, al momento de hacer contacto visual con Diego, éste sonríe sin dejar de mirarlo, situación que desconcertó a Cristo, sin embargo, no le tembló la voz para señalarlo como el asesino de su hermana, quien dijo, le había comentado que era un pedante y payaso por su situación económica, y quien el 24 de marzo de 2022, el juez acepta un amparo a su favor y se suspende el juicio oral programado para el siguiente día a las 13:30 horas.

Los abogados defensores de Diego se limitaron a hacerle preguntas a Cristo sobre ciertas horas desfasadas en la entrada y salida de Diego de su fraccionamiento, mientras que Cristo, mostraba las fotografías tomadas de las cámaras de seguridad del fraccionamiento donde vivía Diego, y donde se ve claramente entrar el día de su desaparición a Jessica del lado del copiloto del carro con Diego.

A la mitad del juicio, los policías piden al padre de Diego que desaloje la sala, ya que sonaba su teléfono celular, no traía cubrebocas y tenía una conducta irresponsable dentro de la sala.

A estas alturas Diego ya mostraba cansancio y enfado, entrelazaba las manos, jugaba con sus dedos, se agarraba el cabello, movía el cuello, pero su mirada siempre fue fría.

El juez dio por terminado el juicio oral, dando otras fechas para seguir con el procedimiento. Diego se levantó de su silla, y sin mirar hacia los presentes, tomó su camino junto a los policías para perderse por los pasillos.