La Página
Por Víctor Armando López.
Morelia, Michoacán.-Al mero estilo de la CNTE y de los normalistas, los agremiados al STASPE agredieron física y verbalmente al gobernador Fausto Vallejo Figueroa. Con ello nada ganaron, al contrario perdieron perdiendo.
Y es que no les bastó con exhibirse como ignorantes de las normas jurídicas horas antes, ineficaces e ineficientes en la defensa jurídica de su causa, tenían que desacreditarse más, ahora ante una sociedad michoacana que ya no cree en ninguna organización social quedaron identificados como otro grupo más de golpeadores, de salvajes irracionales, de esos mismos que sólo actúan bajo la cobardía de ser muchos.
Este día en el marco de la celebración del Día Internacional del Trabajo, y ante la declaración de inexistente la huelga que habían iniciado el pasado 22 de abril, por la demanda de un incremento del 20 por ciento directo al sueldo y de 30 por ciento a prestaciones, de lo cual se les ofertó 3.5 y 1.2 por ciento, respectivamente, los agremiados al Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo, en una mínima expresión porque la mayoría no actúo así, mostraron sus mejores armas: La cobardía, la intolerancia, el nulo respeto a la investidura gubernamental, la irracionalidad y la ingratitud.
Peor aún, por llevar a “antorchistas” disfrazados con playera del STASPE ahora tendrán que asumir las consecuencias como gremio, y no las jurídicas en las que las penas pueden ser hasta por nueve años de prisión, sino las del escrutinio público, ese que encabezarán miles de michoacanos que no pudieron hacer trámites y pagos durante 10 días, tiempo en el cual estuvieron cerradas 200 oficinas de la administración estatal, pues estuvieron en inactividad 7 mil 800 afiliados a lo que alguna vez fue un sindicato digno.
Cuando concluyó el evento del Día del Trabajo, ese mismo que fue interrumpido por gritos y consignas del STASPE, Fausto Vallejo dio entrevistas, bajó del estrado, se quiso acercar a los manifestantes para preguntarles sus inquietudes (como siempre lo ha hecho desde la presidencia municipal, desde la dirigencia del PRI y como oficial mayor de gobierno), a cambio recibió empujones, gritos, ofensas verbales imperdonables, intentos de golpeo físico, al tiempo que también le aventaban papeles, botellas de plástico y monedas.
Mientras que Antonio Ferreyra Piñón, secretario general del STASPE, por ahí, escondido, bajo la cobardía del anonimato. Sin liderazgo alguno. Perdieron perdiendo porque ahora ante cualquier movilización social el imaginario colectivo dirá: “Háblales a los del STASPE para que vengan a golpear”.