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Conoce la esencia de la fiesta del Año Nuevo Purhépecha

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La fiesta del año nuevo P’urhépecha o Kurhíkuaeri k’uinchekua es una festividad y tradición P’urhépecha, la cual consiste en actividades que se celebran el 1 y 2 de febrero de cada año.

El pueblo P’urhépecha se puede encontrar principalmente en 22 municipios de Michoacán, que son: Coeneo, Charapan, Cherán, Chilchota, Erongarícuaro, Los Reyes, Nahuatzen, Nuevo Parangaricutiro, Paracho, Pátzcuaro, Periban, Quiroga, Tancítaro, Tangamandapio, Tangancícuaro, Tingambato, Tinguindín, Tocumbo, Tzintzuntzan, Uruapan, Zacapu y Ziracuaretiro. Aun así, los hablantes que hablan la lengua p’urhé se distribuyen en 95 de los 113 municipios del estado.

La comunidad P’urhépecha celebra anualmente la ceremonia Kurhikuaeri K’uinchekua-renovación de Kurhikua (Fuego)-para iniciar el Juchari Uéxurhini (Año Nuevo) que rememora la historia del antiguo Pueblo P’urhépecha, en que se realizaba un gran rito al Fuego, para pedirle su ayuda para dirigir la guerra, ganar batallas y así extender el territorio de Kurhihuaeri.

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El Kurhíkuaeri k’uinchekua tiene antecedentes desde el siglo XVI, aunque tuvo un resurgimiento en 1983. La tradición se fue transmitiendo de generación en generación por tradición oral, “para preservarla tras la conquista europea”.​ La celebración hace una revaloración de las raíces culturales y los conocimientos de los antepasados prehispánicos del pueblo P’urhépecha.​ Desde el periodo virreinal, los pueblos indígenas, y entre ellos, el pueblo P’urhépecha, han resistido sistemáticamente los embates de los colonialistas, liberales, conservadores, positivistas y neoliberales. Ha logrado conservar sus propias tradiciones que conforman su identidad. Quienes integran esta festividad son personas de los distintos municipios del estado de Michoacán.

Habitantes de todos los puntos del estado se reúnen al caer la noche para ser testigos del “encendido del fuego”.​ En esta celebración se le rendía culto al Dios Curicaueri (deidad prehispánica) la cual es la figura más antigua de donde provienen los P’urhépechas.

𝗣𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗶𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗰𝗲𝗿𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗮

Kurhíkuaeri K’uínchekua es una ceremonia ritual y una celebración por el resurgimiento de la cultura P’urhépecha. Se lleva a cabo cada primero de febrero. La celebración tiene tres principios básicos que la rigen: 1) no se admite la intromisión o participación de ningún partido político; 2) como actividad ritual tradicional, no admite religiones que tengan un origen occidental; y 3) no está permitida la intervención de ninguna institución pública de gobierno o de índole privada. Se trata de una celebración autónoma, histórica y originaria del pueblo P’urhépecha.

𝗥𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹

El momento de la fiesta se da el 1 de febrero desde muy temprano.

Se realiza una caminata, en la cual se van haciendo paradas y visitas en doce comunidades P’urhépechas, para generar y fortalecer los lazos amistosos, enalteciendo así los valores comunitarios y culturales. Entre la noche del día 1 y la madrugada del 2 de febrero.​ La flama que se genera es compartida de persona a persona para simbolizar la amistad y fraternidad al ritmo de las ‘pirekuas’, que es un canto tradicional del pueblo P’urhépecha catalogado como Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO.​

Cientos de personas se reúnen el día 2 de febrero de cada año para celebrar el año nuevo y así mismo encender trozos de madera que simbolizan la esperanza del año entrante.

𝙇𝙤 𝙥𝙧𝙚𝙫𝙞𝙤

Kúperakua: Recibimiento de los símbolos

Eratsekua ka janasïkakua: Reuniones y talleres mensuales

Uanapikua: Caminata de la ex sede a la sede

Kúperakua: El recibimiento del fuego viejo

Ch’piri patsakua: Guarda del fuego

Jurinhekua: Baño tradicional de vapor

Ambajpajtsikua: Velación del fuego

𝙇𝙖 𝙛𝙞𝙚𝙨𝙩𝙖

Kuinchekua: Ceremonia matutina

Uandaniatecha iretecheri: Voz a las comunidades

Uanopikua: Caminata de las ex sedes por la comunidad

Tsipikua: Los actos culturales

Uarakua Ch’anakua: Juego de pelota

Kurhamujperakua: Asamblea de consejo. Petición del cargo

Ch’piri Jimbanhi: Fuego nuevo

Jimbanhi eiamperakua: Anuncio de la nueva sede

𝙀𝙡 𝙧𝙚𝙨𝙜𝙪𝙖𝙧𝙙𝙤

Tsanperakua: resguardo del fuego nuevo

No es coincidencia que se haya elegido esa noche para la realización del ritual, pues tiene una correspondencia con los movimientos de los astros en el cielo. En esa noche la constelación de Orión está a la mitad de su recorrido, marcando un inicio a una etapa nueva en el calendario de la cosecha.​ Los integrantes del pueblo P’urhépecha rezan la siguiente oración: “Tierra mi cuerpo, agua mi sangre y fuego mi espíritu”. En la celebración son los cargueros los responsables del cuidado de los símbolos tradicionales de la comunidad P’urhépechas y son muy celosos con estos, y les piden a los visitantes que también sean respetuosos con las ceremonias y prácticas.

Además del aspecto ritual de la celebración, la ceremonia del año nuevo es un elemento cultural que ha ido rescatando de manera exitosa la memoria colectiva del pueblo P’urhépecha, pues toma elementos icónicos de la cultura. La tradición se transmite de manera directa, a través de la oralidad, de una generación a la siguiente.

La sede de la celebración cambia cada año, y durante el evento el micrófono permanece abierto, para que los asistentes puedan aportar su conocimiento familiar, lo que hace se hayan podido recuperar elementos de información, además de los ceremoniales, de aspectos locales, cotidianos y que se tienen en común, como la música, la historia, los juegos, entre otros.​

En la noche, cuando se termina la narración de historias, se juega a la pelota encendida, denominado Uárhukua Ch’anakua.​

Información y publicación original en: Tiríndaro MX

Fotografías: Jesús Cornejo

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