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Romper estereotipos y el machismo, la tarea de Diana Sarahí en la ronda comunitaria de Comachuén

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Por VERÓNICA TORRES MEDRANO

Morelia, Michoacán.- A sus 26 años, Diana Sarahí Sánchez Nicolás ha roto con todo estereotipo establecido en la comunidad de Comachuén, municipio de Nahuatzen; ser la primera mujer en integrarse a la ronda comunitaria y velar por la seguridad del pueblo es un hecho histórico ante el machismo que todavía persiste en esta zona de la Meseta Purépecha.

Vestida con un traje tradicional de la región y portando el chaleco antibalas, que pesa 6 kilos, y cuatro cargadores de arma, fue la estelar en Casa Michoacán. Su porte y seguridad desde su ingreso llamó la atención, la única mujer con armas en el recinto y orgullosamente indígena.

Hoy, son 30 elementos los que cuenta la ronda comunitaria, seis son mujeres.

Defender a su pueblo, dice, es el mayor orgullo, pero que ha tenido que romper barreras culturales y de estereotipos para demostrar que las mujeres indígenas son más que estar en casa “cuidando bebés”.

Hace 3 años, Diana Sarahí se enlistó en la ronda comunitaria de Comachuén, mejor conocida como Kuaricha, una de varias que están reconocidas por el Gobierno del Estado como fuerza policial comunal y que tiene que apegarse a la Ley Nacional de Seguridad Pública.

Patrullar en las principales calles de la comunidad indígena, así como en las carreteras y sus alrededores, forman parte de las tareas diarias que realiza para prevenir delitos. Supervisar planteles educativos de primarias, secundarias y bachilleratos, también está en el quehacer diario.

La menor de cuatro hijos (1 hombre y 3 mujeres), Diana Sarahí dice contar con el apoyo de su familia. Sin embargo, reconoció que con su padre fue una situación difícil al momento de ingresar a la ronda comunitaria, solo tenía 23 años.

El machismo fue claro no sólo con su padre, sino también en la comunidad, toda vez que el papel de la mujer indígena era de quedarse en casa, atendiendo a la familia y “cuidando bebes”, refiere.

Pero para ella, este paso es para demostrar que las mujeres indígenas son más que ser “amas de casa”; inspirar a otras féminas a estudiar y a realizar labores que “normalmente” realizan los hombres, indica, es una satisfacción que le ha dejado el romper las reglas.

Y es que asegura que si bien no tiene la misma fuerza que un hombre para las tareas de seguridad, ha salido adelante y ha logrado posicionarse entre sus compañeros como de las mejores en su labor. El cuidar a su pueblo, la llena de orgullo.

Sin embargo, reconoce tener miedo al salir todos los días a defender y cuidar a la comunidad, porque la seguridad es una tarea difícil ante los riesgos que existe, pero que es una muestra más que las mujeres indígenas están presente en la historia y ponen el ejemplo para salir adelante y romper todo estereotipo.

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